El populismo consolida a Maduro, que gana el ‘plebiscito’ de Capriles
El chavismo se impone en las municipales, aunque la oposición gana ciudades
Venezuela no tendrá dueño, pero no hay duda de que la mayoría de sus habitantes está a gusto con el chavismo. El país está divido en dos bloques que parecen irreconciliables, pero hay uno que concita más apoyos que el otro. Las elecciones del domingo eran municipales, pero dado que la oposición las planteó como un plebiscito contra el presidente Nicolás Maduro, el resultado adverso puede tener el efecto contrario.
Los resultados no dejan duda de que el mandatario ha recuperado terreno. De los controvertidos 1,5 puntos de diferencia con el líder opositor, Henrique Capriles, en las presidenciales de abril, a los más de tres puntos del domingo. Los candidatos a alcalde del chavismo obtuvieron el 49,2% de los votos, frente al 42,7% de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
En cuanto a los ayuntamientos, según el Consejo Nacional Electoral (CNE), el oficialismo –fuerte en el ámbito rural– se impuso en el 77% de los municipios, mientras que el antichavismo logró casi el 16%. No obstante, este último porcentaje engloba algunas de las ciudades más pobladas de Venezuela donde, por otra parte, la oposición ha tenido avances, ya que ha arrebatado al chavismo grandes centros urbanos como Valencia, Barquisimeto, Barinas o Maturín, además de mantener el control de la alcaldía metropolitana de Caracas y la de Maracaibo, segunda urbe del país.
“Este país no tiene dueño, aquí ningún partido es dueño de Venezuela”, se apresuró a decir Capriles la noche del domingo, al constatar que el plebiscito no había resultado según lo esperado. “Que nos quede claro a todos, este país clama por un diálogo”, añadió. “Tenemos un país dividido y este país dividido nos reclama de todos”, insistió Capriles.
Es probable que los resultados abran un debate en el seno de la MUD y que se llegue a cuestionar el liderazgo de Capriles. En todo caso, el horizonte de la oposición pasa por las legislativas del 2015 y, sobre todo, por la posibilidad constitucional de promover a partir del 2016 un plebiscito –en ese caso, de verdad– contra el sucesor de Hugo Chávez.
Por su parte, Maduro se mostró exultante ante sus seguidores, a los que se dirigió el domingo desde el palacio de Miraflores. “Sin lugar a dudas, el pueblo de Venezuela le ha dicho al mundo que la revolución bolivariana continúa ahora con más fuerza”, exclamó el mandatario. “No pudo la guerra económica con nuestro pueblo, no pudieron ni podrán jamás”, agregó.
Maduro confirmó ayer que las medidas para controlar las alzas de precios continuarán. Los ana-
O F E N S I V A A L A V I S T A El líder bolivariano reitera que frenará la inflación, del 54%, a golpe de decreto
listas atribuyen a la guerra económica del líder bolivariano el hecho de que haya recuperado terreno y su imagen positiva haya crecido alrededor del 5%.
Maduro inició hace un mes una batalla contra la elevada inflación del 54%, pero no con medidas económicas, sino mediante confiscaciones o decretos que fijan los precios para luchar contra lo que el gobierno considera “especulación” de los empresarios.
Primero fueron las cadenas de electrodomésticos. Siempre con la presencia de los canales de televisión oficialistas, funcionarios apoyados por las fuerzas de segu-
L A O P O S I C I Ó N “Este país no tiene dueño”, dice Capriles, cuyo liderazgo queda expuesto a críticas
ridad tomaron el control de varias tiendas, detuvieron a sus gerentes y obligaron a vender los productos hasta un 70% más baratos. La rebaja de precios manu militari se aplicó también a algunos negocios de ropa, calzado o juguetes, buscando asegurarse el voto de las clases más bajas.
Y para tratar de pescar apoyo entre la clase media, Maduro firmó la semana pasada un decreto que limita los precios de los coches. Los economistas advierten que estas medidas no frenarán la inflación y que provocarán mayor desabastecimiento.
La concentración de poder presidencial ya no sorprende a los venezolanos, después de casi quince años de chavismo. También en las últimas semanas, Maduro recibió del Parlamento –controlado por el oficialismo– poderes especiales durante un año y aprobó el llamado “Plan de la patria”, un programa económico de seis años que sus detractores tachan de inconstitucional y que puede servir para que el chavismo aumente su autoritarismo e intentar así alterar una situación económicamente explosiva.