Excelencia contra el sida
LA Comisión Europea ha dotado con seis millones de euros un ambicioso programa de investigación científica para elaborar una vacuna terapéutica que permita inmunizar a pacientes con VIH –infectados de sida– ya tratados con antirretrovirales. El proyecto involucra a ocho instituciones de sólida trayectoria investigadora y pymes líderes en el sector, con base en España, Bélgica y Holanda. Por parte española se trata del consorcio Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (Idibaps) y del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa. El doctor Felipe García, del Idibaps, es el encargado de coordinar todo el proyecto, denominado iHivarna.
Más de treinta millones de personas están infectadas por el VIH, una gran parte de ellas en los países subdesarrollados. Desde la detección de los primeros casos de sida, a primeros del decenio de los ochenta, han transcurrido ya más de treinta años durante los que no se han escatimado esfuerzos para atajar esta enfermedad. Pero la lucha continua. Porque si bien se han desarrollado los cócteles de medicamentos que permiten a los pacientes contener el avance de la dolencia, y convivir con ella como se convive con otras enfermedades crónicas, las vacunas contra el sida son todavía una meta no alcanzada. Los trabajos, en este sentido, se desarrollan en dos grandes líneas: la de la vacuna preventiva, que permitiría evitar nuevos contagios, y la de la vacuna terapéutica, que aplicada a los ya infectados podría sustituir a los cócteles de medicamentos y, al igual que ellos, asegurar que la enfermedad se estabiliza. Esta última variedad, que lograría la denominada curación funcional de los seropositivos, es la que motiva el proyecto iHivarna, mediante una serie de esfuerzos solidarios entre centros y empresas de primera línea dispuestos a compartir su saber. Los trabajos de dicho proyecto empezaron el día 1 y está previsto que se prolonguen cuatro años.
Obviamente, la elección de entidades como el Idibaps o el IrsiCaixa constituye un reconocimiento de su labor previa, que los ha situado en la élite europea. Pero también nos habla acerca de la conveniencia de apoyar siempre, desde los estamentos locales, autonómicos y estatales, las instituciones cuya labor investigadora ha sido tan relevante y tiene todavía gran potencial. Porque ni los países progresan sin esfuerzo y recursos ni la ciencia avanza deprisa. Es, por tanto, necesario un apoyo institucional constante a la ciencia, confianza en los investigadores y un uso generoso del tiempo para obtener los resultados anhelados.