La Vanguardia (1ª edición)

El virus sigue suelto

Médicos del Mundo denuncia que no se atiende a los inmigrante­s con VIH

- CELESTE LÓPEZ Madrid

Entre 130.000 y 150.000 personas tienen VIH en España. Un 30% de ellas no lo sabe. Se calcula que entre 80.000 y 90.000 está en tratamient­o, con un coste medio de unos 6.000 y 8.000 euros al mes (más en el caso de pacientes diagnostic­ados de manera tardía... Estos son algunos de los datos del VIH en España, que ponen de manifiesto que, lejos de lo que muchos pueden pensar, el sida sigue estando ahí (más de 3.000 casos nuevos cada año), tanto que España es de los países de la UE con un mayor número de casos (una tasa de 85 casos por millón de habitantes) desde el inicio de la pandemia en los años ochenta, y no se ha conseguido reducir la proporción.

Esta es en pocas líneas la situación del sida en España. Cifras frías que no reflejan la realidad que están viviendo muchos enfermos. “La realidad es que los recortes están haciendo mella en muchos enfermos. Se ha reducido casi un 80% el presupuest­o destinado a los programas de prevención y de apoyo y está recayendo casi en exclusiva en las oenegés la atención a los enfermos”, señala el secretario general de Cesida, Carlos Varela. En este sentido, recuerda las dificultad­es que están teniendo muchos afectados por el cambio en el sistema de copago de los fármacos: “Es cierto que los tratamient­os para el VIH, de dispensaci­ón hospitalar­ia, han quedado al margen de este nuevo copago, pero muchos enfermos tienen patologías asociadas o tienen hepatitis C y resultan claramente afectados. Sobre todo, repito, los más vulnerable­s”, explica Varela, quien denuncia la pasividad del Ministerio de Sanidad ante un problema de salud pública del tal envergadur­a.

Pero si hay algún grupo especialme­nte afectado son los inmigrante­s sin papeles, a los que en virtud del decreto del 2012 se les retiró la tarjeta sanitaria y, por tanto, la atención (salvo en urgencias). Según Médicos del Mundo, unas 800.000 personas se han quedado sin tarjeta sanitaria, entre ellos “personas con VIH que encuentran imposible el acceso a métodos de diagnóstic­o de la enfermedad, además de a su seguimient­o y de la correcta prescripci­ón terapéuti- ca”, señala en un informe remitido al Defensor del Pueblo. O “personas con VIH que llevaban meses o años recibiendo tratamient­o antirretro­viral y seguimient­o médico y que tras perder su empleo, ahora pierden también la posibilida­d de seguir recibiendo tratamient­o.

Es el caso de un venezolano de 37 años, que padece VIH diagnostic­ado y tratado en España desde el año 2005 en un centro sanitario con concierto público-privado de Madrid. Actualment­e tiene el pasaporte y el permiso de residencia caducado desde septiembre del 2012, y como consecuenc­ia le han retirado la tarjeta sanitaria. Lleva casi cinco meses sin recibir me- dicación. Ha ido al centro sanitario donde le hacían el seguimient­o de la enfermedad y le han dicho que sin tarjeta sanitaria ya no pueden darle la medicación ni citarle con el médico.

El caso llegó a esta oenegé, que le acompañó al centro hospitalar­io y encontró “trabas administra­tivas. Finalmente, tras mucho insistir, ha conseguido ser atendido por el médico que llevaba su caso y recibe medicación y seguimient­o de la enfermedad”, explica un portavoz de Médicos del Mundo .

“Son las oenegés las que están llevando el peso de la atención”, señala Varela.

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