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La mossa d’esquadra imputada por el borrado de las fotos de una testigo del caso del Raval declaró ayer en el juzgado que no presionó a la vecina para que eliminara las imágenes porque lo hizo motu proprio y añadió que, en realidad, le preocupaba que se colgaran en YouTube para que las utilizaran los grupos antisistema.
La agente relató que cuando se inició el incidente estaba en la comisaría y que se pidieron refuerzos. Cuando llegó a la calle Aurora vio a cinco compañeros suyos con una persona y creyó que lo reducían. Agregó que le tiraron algo pequeño, quizás una piedra, que no le hizo daño. Entonces entró en el edificio donde entendía que le lanzaban objetos y antes de llegar al segundo piso vio a una señora, pero que no daba “el perfil de tirar cosas”. Le pareció “una ciudadana correcta” pero le preguntó si había hecho fotos, la vecina dijo que sí y se ofreció a borrarlas. La agente se lo preguntó “porque a los Mossos no le gustan que les hagan fotos cuando trabajan” y que realmente lo que le preocupaba es que colgaran las imágenes en YouTube para que “luego las usaran los grupos antisistema”. Añadió que la testigo “tampoco era de las que cuelgan vídeos en internet, pero nunca se sabe si se los puede pasar a alguien que sí lo haga”.
La mossa añadió que no tuvo conciencia de que las fotos pudieran ser pruebas de un delito y que no comprobó si la testigo, en efecto, las borró.