Cirugía en dos milímetros
La incorporación de nuevas lentes intraoculares permite llevar adelante una intervención cada vez menos invasiva para tratar las cataratas, una dolencia que afecta a cientos de miles de personas
Curar las cataratas con la intervención más liviana y segura posible y solucionar con una única prótesis intraocular otros problemas de visión, como la miopía o el astigmatismo. Este es el objetivo de las últimas innovaciones en cirugía de cataratas y de los principales oftalmólogos españoles, que tienen en Barcelona la plaza más importante de España, y de la industria internacional de las lentes intraoculares.
“La cirugía de la catarata se ha convertido en la cirugía estrella –afirma el Dr. Jesús Costa Vila, director médico del grupo Admira Visión–; en pocos años hemos pasado de operar las cataratas cuando ya apenas se veía a operarlas tan pronto como la visión cualitativa o cuantitativa impide al paciente llevar una vida satisfactoria. Si a esto añadimos que el arsenal terapéutico oftalmológico ha abierto el abanico de posibilidades quirúrgicas, nos encontramos con una cirugía que podemos decir va a ser universal y que toda la población va a ser candidata a cirugía”.
La catarata, cuyo origen puede ser tanto congénito como adquirido, especialmente por las personas que superan la cincuentena, es la opacificación total o parcial del cristalino del ojo. Ello se produce por la acumulación de células muertas y afecta, en un grado o en otro, a todas las personas a partir de una determinada edad. La radiación infrarroja, una contusión, el uso de determinados fármacos u otras patologías, como la diabetes, pueden ser asimismo factores inductores de las cataratas, afección que en Europa genera del orden de 450.000 operaciones por año.
La cirugía de cataratas dio un gran salto adelante en los años noventa, según subraya el Dr. David Andreu, director general del Institut Comtal d’Oftalmologia, cuando se logró reducir de medio centímetro a cerca de dos milímetros el tamaño de la incisión necesaria para curar las cataratas. “Ello fue posible gracias a la técnica conocida como la facoemulsificación, que hoy se ha convertido prácticamente en universal y que se realiza hasta en un hospital comarcal”, comenta.
PROCESO
En primer lugar, una pequeña incisión autosellante permite la entrada al ojo. En la mayoría de las veces, estas incisiones no necesitan suturas y tiene una dimensión de entre 2,8 y 3,2 milímetros de diámetro, si bien las últimas técnicas permiten incisiones de menos de dos milímetros.
Tras entrar en el ojo, se abre la membrana exterior del cristalino por su cara anterior y se procede a la fragmentación y aspiración del cristalino afectado de catarata. La facoemulsificación consiste en la fragmentación del cristalino a tra- vés de ultrasonidos. Una vez eliminada la catarata, se introduce la lente intraocular. Esta lente permite compensar la pérdida de poder de refracción del ojo.
El desarrollo tecnológico de las lentes intraoculares ha sido clave para la reducción de la incisión necesaria para la operación de cataratas. Las lentes actuales son flexibles y se introducen enrolladas
a través de la pequeña incisión utilizada para eliminar la catarata. Una vez dentro del ojo, se despliegan, permitiendo de forma inmediata una correcta visión por parte del paciente.
Gracias a esta técnica y al desarrollo de las lentes multifocales y lentes tóricas, tras unos minutos de intervención los pacientes pueden regresar a una vida normal sin necesidad de usar gafas. La anestesia para realizar este tipo de intervenciones se realiza en forma de gotas, con el paciente despierto, y la recuperación es inmediata. Según Costa, el paciente “puede ir de compras al acabar la cirugía”.
DESARROLLO DE LAS LENTES
Más allá de la universalización de la técnica de la facoemulsificación, el desarrollo de las lentes ha sido el progreso clave en la cirugía de cataratas durante los últimos años. Hace cerca de cinco años se implantaron las lentes tóricas y las multifocales y empiezan a desarrollarse aquellas que combinan ambos aspectos. Las lentes trifocales, por ejemplo, permiten tres potencias diferentes, con tres campos de enfoque fijos (cercano, intermedio o a distancia), que elimina la necesidad de llevar gafas para leer y para ver de lejos. Por su parte, las lentes tóricas corrigen el astigmatismo, es decir, la distorsión del ojo que impide el enfoque claro de los objetos.
Para los especialistas, el próximo paso es la implantación general de las lentes combinadas, ya que, según destaca Costa, “aún no es un producto para todo el mundo: sólo siete de cada diez pacientes suelen ser candidatos a ser implantados con estas lentes”. En el mismo sentido, según el Dr. Juan Pedro Álvarez de Toledo, especialista del Centro de Oftalmología Barraquer, “en la tecnología de las lentes es donde más camino queda por recorrer”.
TÉCNICAS LÁSER
La aplicación de las técnicas láser para la operación de cataratas es otra vía de desarrollo de cara a los próximos años. Entre los médicos especializados en oftalmología no existe sin embargo un pleno consenso: mientras algunos abrazan la nueva técnica por sus ventajas frente a la facoemulsificación, otros son más cautos ante esta nueva tecnología, en la que la máquina adquiere mayor protagonismo frente a la mano humana.
El sistema se basa en el láser de femtosegundo o femtofaco, que sustituye par- cialmente a los ultrasonidos utilizados en la facoemulsificación. Álvarez de Toledo explica que, como ventajas, el láser de femtosegundo permite reducir la exposición al ultrasonido, reduciendo de esta forma sus efectos sobre el ojo del paciente, especialmente cuando la catarata es más dura.
Actualmente, la tecnología láser para la cirugía de cataratas se aplica en una veintena de centros y, tras sólo un año y medio de trayectoria, es todavía “muy cara” por el coste de la maquinaria, señala Álvarez de Toledo. La técnica, prosigue, “se va mejorando”, si bien constata que, mientras en el tratamiento de la miopía la maquinaria láser cuenta ya con la quinta o sexta generación de instrumentos, en la cirugía de cataratas todavía es la primera.
El sistema, destaca Andreu, “robotiza varias fases de la cirugía y reduce el margen de error humano, es cierto, pero una máquina no tiene el arte del cirujano”. Costa, por su parte, subraya que tras realizar algunos pasos de la cirugía de forma exacta, segura, protocolizada y repetitiva, el femtofaco da paso a un facoemulsificador para extraer el contenido de la catarata mediante. “¿Hay alguna máquina que dibuje mejor que Dalí, Picasso, Fortuny o Subirats, o que elabore una melodía mejor que Mozart, Beethoven o Lenon? No debemos de olvidar que la cirugía es un arte, practicada por artesanos que superan en muchos casos a las maquinas”, apunta.