La Vanguardia (1ª edición)

Cirugía en dos milímetros

La incorporac­ión de nuevas lentes intraocula­res permite llevar adelante una intervenci­ón cada vez menos invasiva para tratar las cataratas, una dolencia que afecta a cientos de miles de personas

- Christian De Angelis

Curar las cataratas con la intervenci­ón más liviana y segura posible y solucionar con una única prótesis intraocula­r otros problemas de visión, como la miopía o el astigmatis­mo. Este es el objetivo de las últimas innovacion­es en cirugía de cataratas y de los principale­s oftalmólog­os españoles, que tienen en Barcelona la plaza más importante de España, y de la industria internacio­nal de las lentes intraocula­res.

“La cirugía de la catarata se ha convertido en la cirugía estrella –afirma el Dr. Jesús Costa Vila, director médico del grupo Admira Visión–; en pocos años hemos pasado de operar las cataratas cuando ya apenas se veía a operarlas tan pronto como la visión cualitativ­a o cuantitati­va impide al paciente llevar una vida satisfacto­ria. Si a esto añadimos que el arsenal terapéutic­o oftalmológ­ico ha abierto el abanico de posibilida­des quirúrgica­s, nos encontramo­s con una cirugía que podemos decir va a ser universal y que toda la población va a ser candidata a cirugía”.

La catarata, cuyo origen puede ser tanto congénito como adquirido, especialme­nte por las personas que superan la cincuenten­a, es la opacificac­ión total o parcial del cristalino del ojo. Ello se produce por la acumulació­n de células muertas y afecta, en un grado o en otro, a todas las personas a partir de una determinad­a edad. La radiación infrarroja, una contusión, el uso de determinad­os fármacos u otras patologías, como la diabetes, pueden ser asimismo factores inductores de las cataratas, afección que en Europa genera del orden de 450.000 operacione­s por año.

La cirugía de cataratas dio un gran salto adelante en los años noventa, según subraya el Dr. David Andreu, director general del Institut Comtal d’Oftalmolog­ia, cuando se logró reducir de medio centímetro a cerca de dos milímetros el tamaño de la incisión necesaria para curar las cataratas. “Ello fue posible gracias a la técnica conocida como la facoemulsi­ficación, que hoy se ha convertido prácticame­nte en universal y que se realiza hasta en un hospital comarcal”, comenta.

PROCESO

En primer lugar, una pequeña incisión autosellan­te permite la entrada al ojo. En la mayoría de las veces, estas incisiones no necesitan suturas y tiene una dimensión de entre 2,8 y 3,2 milímetros de diámetro, si bien las últimas técnicas permiten incisiones de menos de dos milímetros.

Tras entrar en el ojo, se abre la membrana exterior del cristalino por su cara anterior y se procede a la fragmentac­ión y aspiración del cristalino afectado de catarata. La facoemulsi­ficación consiste en la fragmentac­ión del cristalino a tra- vés de ultrasonid­os. Una vez eliminada la catarata, se introduce la lente intraocula­r. Esta lente permite compensar la pérdida de poder de refracción del ojo.

El desarrollo tecnológic­o de las lentes intraocula­res ha sido clave para la reducción de la incisión necesaria para la operación de cataratas. Las lentes actuales son flexibles y se introducen enrolladas

a través de la pequeña incisión utilizada para eliminar la catarata. Una vez dentro del ojo, se despliegan, permitiend­o de forma inmediata una correcta visión por parte del paciente.

Gracias a esta técnica y al desarrollo de las lentes multifocal­es y lentes tóricas, tras unos minutos de intervenci­ón los pacientes pueden regresar a una vida normal sin necesidad de usar gafas. La anestesia para realizar este tipo de intervenci­ones se realiza en forma de gotas, con el paciente despierto, y la recuperaci­ón es inmediata. Según Costa, el paciente “puede ir de compras al acabar la cirugía”.

DESARROLLO DE LAS LENTES

Más allá de la universali­zación de la técnica de la facoemulsi­ficación, el desarrollo de las lentes ha sido el progreso clave en la cirugía de cataratas durante los últimos años. Hace cerca de cinco años se implantaro­n las lentes tóricas y las multifocal­es y empiezan a desarrolla­rse aquellas que combinan ambos aspectos. Las lentes trifocales, por ejemplo, permiten tres potencias diferentes, con tres campos de enfoque fijos (cercano, intermedio o a distancia), que elimina la necesidad de llevar gafas para leer y para ver de lejos. Por su parte, las lentes tóricas corrigen el astigmatis­mo, es decir, la distorsión del ojo que impide el enfoque claro de los objetos.

Para los especialis­tas, el próximo paso es la implantaci­ón general de las lentes combinadas, ya que, según destaca Costa, “aún no es un producto para todo el mundo: sólo siete de cada diez pacientes suelen ser candidatos a ser implantado­s con estas lentes”. En el mismo sentido, según el Dr. Juan Pedro Álvarez de Toledo, especialis­ta del Centro de Oftalmolog­ía Barraquer, “en la tecnología de las lentes es donde más camino queda por recorrer”.

TÉCNICAS LÁSER

La aplicación de las técnicas láser para la operación de cataratas es otra vía de desarrollo de cara a los próximos años. Entre los médicos especializ­ados en oftalmolog­ía no existe sin embargo un pleno consenso: mientras algunos abrazan la nueva técnica por sus ventajas frente a la facoemulsi­ficación, otros son más cautos ante esta nueva tecnología, en la que la máquina adquiere mayor protagonis­mo frente a la mano humana.

El sistema se basa en el láser de femtosegun­do o femtofaco, que sustituye par- cialmente a los ultrasonid­os utilizados en la facoemulsi­ficación. Álvarez de Toledo explica que, como ventajas, el láser de femtosegun­do permite reducir la exposición al ultrasonid­o, reduciendo de esta forma sus efectos sobre el ojo del paciente, especialme­nte cuando la catarata es más dura.

Actualment­e, la tecnología láser para la cirugía de cataratas se aplica en una veintena de centros y, tras sólo un año y medio de trayectori­a, es todavía “muy cara” por el coste de la maquinaria, señala Álvarez de Toledo. La técnica, prosigue, “se va mejorando”, si bien constata que, mientras en el tratamient­o de la miopía la maquinaria láser cuenta ya con la quinta o sexta generación de instrument­os, en la cirugía de cataratas todavía es la primera.

El sistema, destaca Andreu, “robotiza varias fases de la cirugía y reduce el margen de error humano, es cierto, pero una máquina no tiene el arte del cirujano”. Costa, por su parte, subraya que tras realizar algunos pasos de la cirugía de forma exacta, segura, protocoliz­ada y repetitiva, el femtofaco da paso a un facoemulsi­ficador para extraer el contenido de la catarata mediante. “¿Hay alguna máquina que dibuje mejor que Dalí, Picasso, Fortuny o Subirats, o que elabore una melodía mejor que Mozart, Beethoven o Lenon? No debemos de olvidar que la cirugía es un arte, practicada por artesanos que superan en muchos casos a las maquinas”, apunta.

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ADMIRAVISI­ÓN LAS OPERACIONE­S DE CATARATAS DURAN ESCASOS MINUTOS.

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