Las variedades vuelven a Barcelona
El género vive un nuevo boom en la ciudad
Quizá la vida no sea exactamente un cabaret, como cantaba Liza Minnelli, pero Barcelona comienza de nuevo a parecerlo. El mundo del cabaret vuelve a brillar, por lo menos de momento, en la capital catalana. Si la recuperación de El Molino por Elvira Vázquez dio el disparo de salida, en estos momentos las propuestas en cartelera son para todos los gustos. El renovado teatro Principal ha abierto con Lío Ibiza, creada por el triciclero Joan Gràcia, y a finales de enero tendrá otro espectáculo de cena-cabaret creado por Toni Albà y Coco Comín que se titulará Lido Doré o Doré Barcelona. En el Astoria ha aterri- zado otra cena-espectáculo, Circus Cabaret. En el Coliseum sigue el humor canalla de The Hole, presentado por La terremoto de Alcorcón. En El Molino está Life is a cabaret. E incluso en la pequeña Sala Fènix está el Cabaret Victoria, basado en relatos fantásticos del XIX y que prorroga hasta finales de febrero.
Por si algo faltara, el propio Teatre Nacional de Catalunya, dirigido por Xavier Albertí, gran defensor de los géneros populares que triunfaron en el Paral·lel antes de la Guerra Civil, abrió el curso con Taxi... al TNC!, un espectáculo que recuperaba aquella época de esplendor creativo en Barcelona. No es extraño que Albertí diga respecto a la actual eclosión del género en la ciudad que “me siento feliz de que sea así”. “Llevo años diciendo que el teatro vinculado al género del ca- baret puede ser importante”, recuerda, y lo ha trabajado en obras como Crónica sentimental de España, De Manolo a Escobar o las reescrituras que hecho con Lluïsa Cunillé en obras como La corte del faraón, “revindicando el género como muy activo aún ideológicamente, capaz de transformar, de crear nuevos discursos”.
Pero además de la potencia que aún guardan estos géneros populares, Albertí ve más razones para el pequeño boom actual. Para empezar, recuerda, “los momentos de explosión máxima de este género han sido las grandes crisis, y ahora vivimos crisis identitaria, política y económica”. “Pero además hay una generación de gente muy preparada en Barcelona para trabajar en este campo. Y en tercer lugar no hay dinero para grandes producciones y en cambio, sumando números, se pueden realizar creaciones potentes”. Albertí, que recuerda que espectáculos como Ojos verdes, de la compañía catalana La Barni, un homenaje a Miguel de Molina y la copla, “regresa ahora por tercera o cuarta vez a La Seca”, dice que el TNC insistirá en el género y que “está feliz de devolverle la celebridad que ha tenido en Barcelona, que ha sido una de las capitales mundiales del music hall, de las variedades”, que prefiere al nombre de cabaret, que recuerda que era más el local donde tenían lugar y que si se ha popularizado ha sido por la película de Bob Fosse. Unas variedades que suman elementos de
todo tipo y, advierte, “dan algunos de los espectáculos más imaginativos que hemos visto nunca en la historia de las artes escénicas”.
Itxaso Barrios, de la productora Letsgo, responsable de los éxitos
The hole y The hole 2 –que está en La Latina de Madrid–, cree también que cuando hay “situaciones sociales como la actual la gente necesita alejarse de la realidad diaria, es una vía de escape”. “Te da la opción de desapretarte el cinturón de ser políticamente correcto y entrar en un lugar donde el maestro de ceremonias dice lo que la gente piensa y no se atreve. Y no es tan envarado como una obra de teatro, hay interacción con los artistas, lo ves mientras te to- mas una copa, hablando con los amigos, comentando la jugada”.
Felipe Cabezas, que dirige la Sala Fènix, observa que el cabaret “reflorece” y recuerda que “surge como un género de entreguerras y la crisis económica es una guerra social, así que el estilo encaja”. Si a eso se le suma la imposibilidad de tener dinero para grandes producciones, dice, eso explica que ahora haya “mucho cabaret en el off barcelonés, creando espectáculos que tienen muchos espectáculos interiores y que tienen un punto de desfachatez, que no son serios pero tampoco de mentira, que interactúan con el público”. Una vuelta a los orígenes, dice, aunque no en la estética de plumas de hace décadas sino “en la proximidad, la transgresión”.
Joan Gràcia, de Tricicle, creador de Lío Ibiza, dice que seguramente el boom actual es un fenómeno cíclico, aunque insiste en la clave de la conexión entre artista y público del género. Gràcia recuerda que el espectáculo que ha abierto el Principal se lo encargó Pachá hace ya tres años y contactó con colaboradores como el coreógrafo Francesc Abós para montar un espectáculo que va al compás de la cena que se ofrece y que cuenta con bailarines, acróbatas, cantantes y humor. Una línea de cena-espectáculo en la que se mueve también el Circus Cabaret del Astoria, que hace un viaje que va desde el cabaret de Berlín a Broadway o el burlesque. Anna Carner, su directora artística, relaciona el auge del género con la historia de Barcelona: “La crisis la ha llevado a ser una ciudad centrada en el turismo, y si buscas lo que te diferencia de otras ciudades, vas a los orígenes, a la época gloriosa de Barcelona, donde había Modernisme o cabaret”.
Finalmente, Elvira Vázquez, recuperadora de El Molino, ve que el momento actual confirma que su apuesta era acertada y que han creado tendencia. De hecho, dice, todos los nuevos espectáculos se han llevado artistas que han pasado por El Molino. Pero, concluye, las variedades actuales se han reinventado profundamente, “hay un gran mix de disciplinas, ya no es humor-tetas-culos porque, de eso, desde las Mamma Ciccio, ya hay por todas partes”.