Cantidad, calidad o relevancia
Cristiano, Messi y Ribéry quedan como únicos contendientes al premio al mejor jugador del año
Cantidad, calidad o relevancia. Después de 468 votos de seleccionadores, capitanes de selección y medios especializados, con sus filias y fobias, con sus conocimientos y sus carencias, el Balón de Oro del 2013 se reduce a esa duda casi existencial. El 13 de enero del 2014 en Zurich habrá que elegir entre la exuberancia de goles sin parangón de Cristiano Ronaldo, la voracidad, fiabilidad y regularidad de Leo Messi, clave en una Liga de récord, y la importancia del desequilibrio de Frank Ribéry para que su equipo levantase cuatro títulos. El portugués, el argentino y el francés, estrellas del Madrid, Barcelona y Bayern, respectivamente, son los tres jinetes dorados, los tres futbolistas más desequilibrantes del momento. Cualquiera que no fuese uno de ellos que se hubiera colado en el podio del Balón de Oro hubiese sido una gran sorpresa.
Pese a ser el más joven de la terna, Messi mantiene un idilio de amor con el premio, que ha conquistado más que ninguna otra leyenda. Cuatro veces, las cuatro seguidas, las cuatro últimas le colocan en el Olimpo futbolístico. Además de encadenar siete años en el podio. Al contrario que Leo, Ronaldo, escogido en el 2008 cuando jugaba en el Manchester United, se ha sentido despechado y herido en su ego en más de una ocasión por las votaciones. Mientras que Ribéry, el mayor, sabe que está ante una oportunidad única, que es este año o nunca, que le toca sí o sí, como en agosto ya se adjudicó el galardón de la UEFA.
De hecho, Ribéry lleva ausente de la lista de finalistas en las últi- mas tres ediciones. Su mejor posición en la clasificación data del 2006, después del Mundial de Alemania en que Francia fue subcampeona. Entonces el extremo fue decimotercero. En total, en sus cuatro apariciones en la lista (06, 07, 08 y 09) apenas ha sumado 27 puntos.
La lesión que no deja al azulgrana tranquilo desde abril le resta puntos pese a que es el único que no ha necesitado acudir a la repesca para jugar el Mundial. Igual que en el caso del madridista pesa no haber conseguido títulos, que todos sus registros fuesen estériles. En contra del fran- cés juega que ni en octavos, ni en cuartos ni en la semifinal contra el Barça ni en la final, inscribió su nombre en el marcador. Además, su equipo es una máquina coral, un grupo equilibrado y los votos por la manifiesta supremacía bávara se pueden haber dividido entre Neuer, Lahm, Thomas Müller y Robben, sus compañeros que no pasaron el corte.
En el apartado de entrenadores, Jürgen Klopp, ingeniero del Borussia Dortmund, escolta a dos leyendas ya retiradas como Jupp Heynckes, campeón del triplete, y sir Alex Ferguson, que se jubiló como ganador de la Premier. En el premio femenino, la portera alemana Argerer tratará de parar a las delanteras Wambach (EE.UU.) y Marta (Brasil).
Messi no será el único barcelonista en Zurich. Neymar le acompañará como aspirante al mejor gol del año. El brasileño, que ya ganó el trofeo Puskas en el 2011, opta a repetir con su volea frente al Japón en la Confederaciones y compite con la gran chilena de Ibrahimovic contra Inglaterra, que no pudo entrar en liza el año pasado. Aquí no se valora la cantidad, la calidad o la relevancia, sino la espectacularidad.