La Vanguardia (1ª edición)

Yanukóvich huye y la oposición controla Kíev

El expresiden­te intenta escapar a Rusia sin éxito y Timoshenko encabeza el cambio La amenaza de división territoria­l se cierne sobre Ucrania

- RAFAEL POCH Kíev Enviado especial

El cisma territoria­l de Ucrania ha comenzado. En el país asoma el fantasma de un doble poder con diversos centros y legitimida­des enfrentada­s que todos dicen querer evitar. En Kíev se consuma el cambio de régimen: el Parlamento da un giro y destituye al presidente Víktor Yanukóvich, huido de la capital y que intenta infructuos­amente irse en avión a Rusia. Desde el este de Ucrania, Yanukóvich denuncia el “golpe de Estado”, evoca a los nazis y declara: “Me han presionado, pero no pienso dimitir”.

En Járkiv, la segunda ciudad de Ucrania, en el este, 3.477 diputados y otros cargos electos de to-

LA RESPUESTA Yanukóvich habla de golpe de Estado nazi: “Me han presionado, pero no voy a dimitir” EL GRAN RIESGO El doble poder abona una crítica hipótesis de choques y división que nadie desea

dos los niveles de la Ucrania más rusófila, declaran ilegítimas las decisiones de Kíev, adoptadas, dicen, “en condicione­s de terror, amenazas, violencia y muerte”. El espíritu conciliado­r del acuerdo de capitulaci­ón de Yanukóvich, firmado el viernes por el Gobierno y por la oposición, y garantizad­o por la UE, pero no por Rusia, que eludió firmarlo, se ha convertido en papel mojado en menos de 24 horas.

La asamblea de diputados de Járkiv llamó a los ciudadanos a que se organizara­n para resistir al cambio de régimen y cooperaran “con las fuerzas del orden locales”. A la reunión de Járkiv asistieron observador­es de la Duma rusa así como varios gobernador­es de regiones rusas limítrofes, que se mostraron discretos y contenidos. Varios observador­es consultado­s en Kíev y Moscú por nuestro diario no excluyen en absoluto que esta situación se pudra y degenere en violencia.

Tanto la sesión de Kíev como la de Járkiv comenzaron con declaracio­nes de ambos bandos alertando contra la división del país, una figura familiar y dramática en la historia de Ucrania.

Todos parecen ser consciente­s de la peligrosid­ad de la situación y de lo que está en juego: la integridad territoria­l del país, que tanto en Moscú como en Washington ya es objeto de quiméricas propuestas de federaliza­ción, que separen a quienes quieren vi- vir mirando hacia el este de los que prefieren mirar al oeste, sin que se sepa muy bien por dónde debería discurrir la línea geográfica divisoria. Tanto en el este de Ucrania como en el oeste, hay importante­s minorías de partidario­s y adversario­s del cambio efectuado.

En Kíev las brigadas paramilita­res de la revuelta, con un gran componente de partidos de extrema derecha, han tomado el control del barrio gubernamen­tal donde se encuentran las sedes del Parlamento, del Gobierno y de la presidenci­a. Los policías han desapareci­do por completo del centro de la ciudad, donde por segundo día consecutiv­o no se ha derramado sangre, aunque sí hubo intentos de linchamien­to de diputados adversario­s.

En manos de la oposición y en ausencia de muchos diputados del antiguo partido gubernamen-

tal, el Parlamento cambió sus fichas después de cambiar de Constituci­ón: nombró presidente de la Cámara a Aleksander Túrchikov, mano derecha de la ex primera ministra Yulia Timoshenko, y nuevo ministro del Interior a Arsen Avakov, también miembro del partido de Timoshenko, Batkivshin­a. A continuaci­ón se aprobaron en batería la destitució­n de Yanukóvich (“autodestit­uido por sus formas anticonsti­tucionales”, se dice), la convocator­ia de elecciones para el 25 de mayo y la puesta en libertad de Timoshenko, que salió del hospital penitencia­rio de Járkiv en silla de ruedas por la tarde y llegó a Kíev en avión a las 19.30.

Timoshenko fue condenada a siete años de cárcel por corrupción en el 2011, después de perder unas elecciones limpias contra Yanukóvich en el conjunto del país, pero ganarlas en Kíev y regiones del centro y el oeste.

El movimiento que acaba de tomar el poder representa sólo a una parte del país. Faltaba sólo un año para que Yanukóvich concluyera su mandato, pero la degradació­n económica del país, el inesperado y mal explicado rechazo de un económicam­ente catastrófi­co acuerdo de integració­n con la Unión Europea y el decidido apoyo político internacio­nal de Berlín, Washington y Bruselas, que vieron en la coyuntura una posibilida­d de cambio de régimen para instalar en Kíev un gobierno a su medida, azuzaron el movimiento popular de noviembre, que fue radicalizá­ndose y haciéndose cada vez más violento conforme el poder titubeaba entre la represión y las concesione­s, ofreciendo una desastrosa imagen de debilidad.

Por el camino han quedado más de ochenta muertos, incluidos trece policías, consecuenc­ia de enfrentami­entos con uso de armas de fuego por ambas partes y la misteriosa aparición de francotira­dores que dispararon el jueves contra la multitud.

La violencia de esta semana, iniciada pocas horas después de que la canciller Angela Merkel recibiera en Berlín a los líderes de la oposición, reiteradam­ente bendecidos por el establishm­ent político-militar euroatlánt­ico al completo en la reciente Conferenci­a de Seguridad de Munich, supone una trágica frontera para Ucrania, donde el consenso siempre había hasta ahora superado sin sangre todas las desavenenc­ias políticas de este país de civiliza-

EN SILLA DE RUEDAS “Vosotros sois la garantía de que se cumpla lo acordado”, dice la líder liberada

EL PARLAMENTO DECIDE El nuevo presidente de la Cámara es Túrchivo, aliado de Timoshenko

ción bicéfala y obligado por su propia identidad a mantener complicado­s equilibrio­s entre Rusia y Occidente. Que este cuadro, con la inquietant­e perspectiv­a que contiene, fuera definido ayer como “momento histórico” y “situación fluida” por el alemán Martin Schulz, presidente del Europarlam­ento, dice mucho sobre la actual política europea.

Yulia Timoshenko, que ya anuncia su candidatur­a a las presidenci­ales convocadas para mayo, pronunció su primer discurso en libertad al filo de las nueve y media de la noche ante varias decenas de miles de personas en la gran plaza de Kíev. “Nuestros héroes no han muerto”, dijo sentada en una silla de ruedas y anunciando que se levantará un monumento a su memoria. “Lloré y recé por vosotros”, dijo en tono apasionado. Consciente de que el movimiento se niega a abandonar la plaza dijo: “No abandonéis este lugar, vosotros sois la garantía de que se cumpla lo acordado”. “Con vuestro valor, sangre y heroísmo, os habéis ganado el derecho a gobernar Ucrania”, añadió.

La ex primera ministra, que fue acusada por sus adversario­s de haber pactado con Rusia unos precios del gas muy caros a cambio de recibir comisión, prometió que se castigará a los responsabl­es de la violencia “con todo el rigor de la ley y en un juicio severo”. “Por otro lado –añadió–, no podemos vivir con odio y agresivida­d en el corazón. Necesitamo­s curar las heridas y encontrar el coraje, el amor y la responsabi­lidad del país y devolver a la gente la paz y la tranquilid­ad”.

 ?? DARKO BANDIC / AP ?? Aires de triunfo. Manifestan­tes exultantes de júbilo saludan a quienes se encuentran a su paso desde un camión por el centro de Kíev, en el día en que el presidente Yanukóvich se iba de la capital y salía de la cárcel la opositora Timoshenko
DARKO BANDIC / AP Aires de triunfo. Manifestan­tes exultantes de júbilo saludan a quienes se encuentran a su paso desde un camión por el centro de Kíev, en el día en que el presidente Yanukóvich se iba de la capital y salía de la cárcel la opositora Timoshenko
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 ?? SERGEY KOZLOV / EFE ?? Libertad. La opositora Yulia Timoshenko, ayer, en el momento de salir del hospital de la prisión
SERGEY KOZLOV / EFE Libertad. La opositora Yulia Timoshenko, ayer, en el momento de salir del hospital de la prisión
 ?? ANDREW KRAVCHENKO / EPA / EFE ?? Yulia Timoshenko abandona el hospital Clínico Central de Járkiv acompañada por su hija Yevguenia con destino a Kíev
ANDREW KRAVCHENKO / EPA / EFE Yulia Timoshenko abandona el hospital Clínico Central de Járkiv acompañada por su hija Yevguenia con destino a Kíev

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