Yanukóvich huye y la oposición controla Kíev
El expresidente intenta escapar a Rusia sin éxito y Timoshenko encabeza el cambio La amenaza de división territorial se cierne sobre Ucrania
El cisma territorial de Ucrania ha comenzado. En el país asoma el fantasma de un doble poder con diversos centros y legitimidades enfrentadas que todos dicen querer evitar. En Kíev se consuma el cambio de régimen: el Parlamento da un giro y destituye al presidente Víktor Yanukóvich, huido de la capital y que intenta infructuosamente irse en avión a Rusia. Desde el este de Ucrania, Yanukóvich denuncia el “golpe de Estado”, evoca a los nazis y declara: “Me han presionado, pero no pienso dimitir”.
En Járkiv, la segunda ciudad de Ucrania, en el este, 3.477 diputados y otros cargos electos de to-
LA RESPUESTA Yanukóvich habla de golpe de Estado nazi: “Me han presionado, pero no voy a dimitir” EL GRAN RIESGO El doble poder abona una crítica hipótesis de choques y división que nadie desea
dos los niveles de la Ucrania más rusófila, declaran ilegítimas las decisiones de Kíev, adoptadas, dicen, “en condiciones de terror, amenazas, violencia y muerte”. El espíritu conciliador del acuerdo de capitulación de Yanukóvich, firmado el viernes por el Gobierno y por la oposición, y garantizado por la UE, pero no por Rusia, que eludió firmarlo, se ha convertido en papel mojado en menos de 24 horas.
La asamblea de diputados de Járkiv llamó a los ciudadanos a que se organizaran para resistir al cambio de régimen y cooperaran “con las fuerzas del orden locales”. A la reunión de Járkiv asistieron observadores de la Duma rusa así como varios gobernadores de regiones rusas limítrofes, que se mostraron discretos y contenidos. Varios observadores consultados en Kíev y Moscú por nuestro diario no excluyen en absoluto que esta situación se pudra y degenere en violencia.
Tanto la sesión de Kíev como la de Járkiv comenzaron con declaraciones de ambos bandos alertando contra la división del país, una figura familiar y dramática en la historia de Ucrania.
Todos parecen ser conscientes de la peligrosidad de la situación y de lo que está en juego: la integridad territorial del país, que tanto en Moscú como en Washington ya es objeto de quiméricas propuestas de federalización, que separen a quienes quieren vi- vir mirando hacia el este de los que prefieren mirar al oeste, sin que se sepa muy bien por dónde debería discurrir la línea geográfica divisoria. Tanto en el este de Ucrania como en el oeste, hay importantes minorías de partidarios y adversarios del cambio efectuado.
En Kíev las brigadas paramilitares de la revuelta, con un gran componente de partidos de extrema derecha, han tomado el control del barrio gubernamental donde se encuentran las sedes del Parlamento, del Gobierno y de la presidencia. Los policías han desaparecido por completo del centro de la ciudad, donde por segundo día consecutivo no se ha derramado sangre, aunque sí hubo intentos de linchamiento de diputados adversarios.
En manos de la oposición y en ausencia de muchos diputados del antiguo partido gubernamen-
tal, el Parlamento cambió sus fichas después de cambiar de Constitución: nombró presidente de la Cámara a Aleksander Túrchikov, mano derecha de la ex primera ministra Yulia Timoshenko, y nuevo ministro del Interior a Arsen Avakov, también miembro del partido de Timoshenko, Batkivshina. A continuación se aprobaron en batería la destitución de Yanukóvich (“autodestituido por sus formas anticonstitucionales”, se dice), la convocatoria de elecciones para el 25 de mayo y la puesta en libertad de Timoshenko, que salió del hospital penitenciario de Járkiv en silla de ruedas por la tarde y llegó a Kíev en avión a las 19.30.
Timoshenko fue condenada a siete años de cárcel por corrupción en el 2011, después de perder unas elecciones limpias contra Yanukóvich en el conjunto del país, pero ganarlas en Kíev y regiones del centro y el oeste.
El movimiento que acaba de tomar el poder representa sólo a una parte del país. Faltaba sólo un año para que Yanukóvich concluyera su mandato, pero la degradación económica del país, el inesperado y mal explicado rechazo de un económicamente catastrófico acuerdo de integración con la Unión Europea y el decidido apoyo político internacional de Berlín, Washington y Bruselas, que vieron en la coyuntura una posibilidad de cambio de régimen para instalar en Kíev un gobierno a su medida, azuzaron el movimiento popular de noviembre, que fue radicalizándose y haciéndose cada vez más violento conforme el poder titubeaba entre la represión y las concesiones, ofreciendo una desastrosa imagen de debilidad.
Por el camino han quedado más de ochenta muertos, incluidos trece policías, consecuencia de enfrentamientos con uso de armas de fuego por ambas partes y la misteriosa aparición de francotiradores que dispararon el jueves contra la multitud.
La violencia de esta semana, iniciada pocas horas después de que la canciller Angela Merkel recibiera en Berlín a los líderes de la oposición, reiteradamente bendecidos por el establishment político-militar euroatlántico al completo en la reciente Conferencia de Seguridad de Munich, supone una trágica frontera para Ucrania, donde el consenso siempre había hasta ahora superado sin sangre todas las desavenencias políticas de este país de civiliza-
EN SILLA DE RUEDAS “Vosotros sois la garantía de que se cumpla lo acordado”, dice la líder liberada
EL PARLAMENTO DECIDE El nuevo presidente de la Cámara es Túrchivo, aliado de Timoshenko
ción bicéfala y obligado por su propia identidad a mantener complicados equilibrios entre Rusia y Occidente. Que este cuadro, con la inquietante perspectiva que contiene, fuera definido ayer como “momento histórico” y “situación fluida” por el alemán Martin Schulz, presidente del Europarlamento, dice mucho sobre la actual política europea.
Yulia Timoshenko, que ya anuncia su candidatura a las presidenciales convocadas para mayo, pronunció su primer discurso en libertad al filo de las nueve y media de la noche ante varias decenas de miles de personas en la gran plaza de Kíev. “Nuestros héroes no han muerto”, dijo sentada en una silla de ruedas y anunciando que se levantará un monumento a su memoria. “Lloré y recé por vosotros”, dijo en tono apasionado. Consciente de que el movimiento se niega a abandonar la plaza dijo: “No abandonéis este lugar, vosotros sois la garantía de que se cumpla lo acordado”. “Con vuestro valor, sangre y heroísmo, os habéis ganado el derecho a gobernar Ucrania”, añadió.
La ex primera ministra, que fue acusada por sus adversarios de haber pactado con Rusia unos precios del gas muy caros a cambio de recibir comisión, prometió que se castigará a los responsables de la violencia “con todo el rigor de la ley y en un juicio severo”. “Por otro lado –añadió–, no podemos vivir con odio y agresividad en el corazón. Necesitamos curar las heridas y encontrar el coraje, el amor y la responsabilidad del país y devolver a la gente la paz y la tranquilidad”.