Àlex Villagrasa
CINEASTA
Autor de los efectos especiales de REC y Buried –por la que le nominaron a los Goya y a los Gaudí–, el leridano Àlex Villagrasa (36) ha aterrizado en Animac como el profeta que vuelve a casa. Ahora anuncia un proyecto con Therry Gilliam.
Alex Villagrasa (Lleida, 1977), director de cine, autor de los efectos visuales de películas como REC o Buried, premio Gaudí, ha sido uno de los invitados importantes de la presente edición de Animac, donde impartió una charla para jóvenes creadores. Opina que la animación y los efectos especiales son dos campos que cada vez se cruzan más. El joven cineasta leridano espera ansioso el inicio del rodaje de una película en la que formará parte del equipo de Terry Gilliam, ex-Monty Python, que aborda El hombre que mató a don Quijote.
El retorno de Villagrasa a Lleida por Animac es como el del profeta que vuelve a casa para explicarse ante los suyos. Ante un público de gente muy joven, habló de que “la animación como técnica visual se sigue utilizando y mucho. Todas las producciones actuales, aunque no sean de dibujos, utilizan en mayor o menor medida los efectos visuales, la reconstrucción de escenas, o los elementos 3D. Detrás de películas como Grand piano o Bu- ried, en las que he trabajado, hay muchas horas de dedicación, porque no todo se reduce a un programa de ordenador, sino a horas y horas estudiando el guión, sus posibilidades, las manipulaciones y aquello que busca el director. Según qué director, un personaje atravesará una puerta de determinada manera o perspectiva”. Lo importante, explica luego, “es que los chava-
“Más de la mitad de las películas incorporan hoy animación o efectos visuales”
les han entendido que este es un sector que todavía puede expandirse y que tiene enormes posibilidades, en el que todo aquello que puedes imaginar lo puedes crear. Hay que pensar que, de las diez películas más taquilleras de hoy, más de la mitad incluyen animación o técnicas visuales o efectos especiales de algún tipo”.
No es la primera vez que viene a Animac, pues ya estuvo hace dos años presentando un corto (Get stu- ffed). “He hecho de todo, como clips musicales y con ese bagaje, llegaron REC, Buried y ahora más recientemente Grand piano, donde el protagonista tiene un doble digital y en donde los efectos especiales no se notan. El actor está tocando en un teatro pero no es un teatro, es un efecto digital, como la serpiente de Buried, un diseño que se mueve, introducido en la película. Animación y efectos visuales se complementan, se necesitan”.
No ha dirigido películas pero su papel como supervisor de efectos visuales le ha llevado a los grandes rodajes internacionales. Estuvo en Chicago trabajando con John Cusack y Elijah Wood. “Ahora he vuelto a trabajar con Jaume Balagueró en la versión cuarta de REC: Apocalipsis, pero lo que de verdad estoy esperando es el inicio del rodaje de la nueva película de Terry Gilliam que tenemos previsto para el próximo octubre”, una experiencia que le tiene “impaciente y muy implicado. Se trata de la película maldita de Gilliam, un trabajo que inició hace quince años en un rodaje en el que se cumplió aquello de cuando algo empieza mal, acaba mal. Se trata de El hombre que mató a Don Quijote, que Gilliam encomendó a Jean Rochefort y Johnny Depp, que han rehusado ahora participar. Después de seis intentos, parece que esta vez va en serio. Gilliam contactó conmigo en el Festival de Sitges porque le gustó Buried”.
Ve Animac como “una muestra necesaria porque la animación impregna nuestras vidas y es necesario un punto de encuentro entre creadores, productores, técnicos y público. Es una buena plataforma para la creación independiente. El género de la animación se ha democratizado porque cualquiera con un ordenador, una cámara y unos dibujos o cualquier otro objeto puede hacerla”.
Con respecto al Magical, un centro de producción audiovisual que se ha creado en la ciudad, explica que “está muy bien, incluso he acompañado a algún productor para explorar las posibilidades” pero “no sé si es la mejor iniciativa para Lleida. Los productores creen que traer todo el equipo aquí es muy costoso. Pero además es que no hay técnicos suficientes. Con la experiencia de Animac, tal vez habría sido más positivo posibilitar un vivero de pequeñas productoras de animación. O sea, primero haber reforzado el sector y luego dotarlo del equipamiento necesario. Tal vez cuando se disponga de una nueva generación de técnicos... Se construyó antes el equipamiento que la necesidad de él”.