Encuentro glacial
Jura el nuevo Gobierno italiano, que pedirá mañana la confianza al Senado
No se recuerda en la historia de Italia, tan rica en crisis y cambios de gobierno, un traspaso de poderes tan glacial como el que hubo ayer entre Enrico Letta y Matteo Renzi.
No se recuerda en la historia de la República Italiana, tan rica en crisis y cambios de gobierno, un traspaso de poderes tan glacial como el que hubo ayer entre Enrico Letta y Matteo Renzi, quienes, para más inri, son correligionarios en el Partido Demócrata (PD). La tradicional ceremonia en el palacio Chigi en la que el primer ministro saliente entrega la campanilla –para empezar los consejos de ministros– al sucesor fue brevísima y los dos políticos casi ni se miraron.
Ni siquiera Silvio Berlusconi, en noviembre del 2011, estuvo tan frío con Mario Monti, a pesar de que il Cavaliere –como reveló después– creía que su defenestración era una especie de golpe de Estado urdido con complicidades extranjeras. A Letta se le veía ayer visiblemente enojado. No ha digerido todavía la puñalada política por la espalda que le asestó Renzi para apartarle del poder.
Renzi y sus 16 ministros –8 mujeres y 8 hombres– juraron sus cargos ante el presidente de la República, Giorgio Napolitano, en el Quirinal. Estuvo ausente el titular de Economía y Finanzas, Pier Carlo Padoan, que estaba regresando de Australia. Mañana lunes el Gobierno se someterá al voto de confianza del Senado. El martes será el turno de la Cámara de Diputados.
En la prensa italiana abundan los comentarios sobre la bisoñez de bastantes ministros. Cuesta entender, por ejemplo, por qué Renzi decidió sustituir a Emma Bonino en Asuntos Exteriores, siendo la dirigente radical y excomisaria europea una de las personalidades italianas más conocidas en el extranjero. También sorprendió el relevo en Defensa. Ambos ministerios lidian la peor crisis diplomática internacional a la que se enfrenta Italia en muchos años: la retención en India de dos infantes de marina acusados de matar a dos pescadores que confundieron por piratas.