El Mobile se va de compras
Los participantes en el congreso aprovechan el sábado para ir a unas tiendas que hoy no abrirán Los visitantes asiáticos, los primeros en llegar, ocupan los hoteles de lujo y muchos vienen con la familia
Más de 50 conductores aguardan en la T-1 a sus pasajeros. Llegan mr. Gaim, mrs. Williams, mr. Xing... “¿El viaje bien?”, pregunta uno de los chóferes, con aspecto de recién afeitado, traje y corbata lila. “Sí, ¿vamos al hotel?”, pregunta el que será su pasajero. El conductor asiente. Primero, el hotel. Después, a disposición del cliente. “Viene su mujer: día de compras”, apunta uno de los conductores más veteranos. Uno de sus compañeros –abundan los jóvenes universitarios con idiomas– suspira. “No te quejes, que algunos dicen de ir pasear un rato por Figueres y Cadaqués... Las dimensiones de China son muy diferente a las de aquí”, apunta el chófer que peina canas hasta que llega su congresista: el presidente de una gran compañía asiática. Él viajará en coche de lujo con su mujer. Su séquito, una cuarentena de directivos, lo hará en un autocar customizado con los logos de la empresa.
El goteo de asistentes al Mobile comenzó el viernes y prosiguió ayer. Los primeros en llegar fueron los asiáticos: coreanos, chinos y japoneses. También indios. Muchos de ellos pertenecen a la categoría de los congresistas más vip, los de los hoteles de más lujo. Son los que aprovechan el fin de semana previo para hacer algo de turismo y. sobre todo, compras. Para ello sólo disponen del sábado. Hoy, domingo, como casi todos los días festivos, se encon- trarán con las tiendas cerradas.
“Los coreanos son los que más trabajan, aunque si pueden, también se escapan a un buen restaurante. Los chinos... A ellos les gusta más hacer turismo, la diversión e ir de compras, sobre todo a ellas. Hay muchos congresistas que vienen con sus familias y que tienen a su disposición un coche para sus acompañantes. Ellos se quedan trabajando, y ellas se van de compras”, añade un conductor que espera a que su grupo, una pareja de asiáticos, se acredite en el mostrador de la GSMA en el aeropuerto de Barcelona.
Llega en bloque una amplia comitiva de Samsung, más serios. Tan sólo uno de ellos quiere hablar: “Tenemos muchas reuniones, muchos actos... aunque si tenemos tiempo... Me gustaría ir a conocer la obra de Gaudí”, dice brevemente. “Los chinos son otra cosa. Samsung es coreana, ¿no?”, insiste el conductor.
Actividad marcial en el caso de algunas comitivas, aunque otras delegaciones vienen con ganas de juerga. En estos casos, suelen
El sábado es para los congresistas vip; a partir de hoy, llegarán los que no frecuentan el lujo
de lujo hay un epicentro para este tipo de clientes: Loewe. En los próximos días habrá momentos en que este establecimiento cierre tan sólo para asistentes al congreso, especialmente gentes llegadas del Lejano Oriente y bien cargadas de dinero, altos cargos de las empresas y sus familiares.
Ya no pararán hasta el jueves. Son los primeros congresistas y los que suelen dejar más dinero en la ciudad, los que anteceden al grueso de participantes, que llegará entre hoy y mañana. Tam- bién llegarán las estrellas, los que vienen para una visita relámpago, caso de Mark Zuckerberg, el creador de Facebook y nuevo propietario de WhatsApp, que se alojará en un establecimiento de gran lujo del Eixample con la intención de pasar desapercibido. De hecho, la GSMA ha prohibido que los medios de comunicación tomen imágenes de la ponencia que dará mañana.
Bien distintos a los grandes conferenciantes son los inquilinos de los apartamentos turísticos y de los hoteles de dos y de tres estrellas, usuarios en su mayoría de taxis y, siempre que pue- den, de transporte público. No suelen pasar el fin de semana en Barcelona. Van con las dietas contadas y, aunque también compran, no frecuentan las tiendas del paseo de Gràcia.
Los establecimientos del centro que pueden abrir no dudarán en hacerlo hoy, ya sea una joyería o la librería de viejo de enfrente del Palau. “Hasta nosotros lo notamos”, comenta entre los libros la propietaria del establecimiento. Para la ocasión, hoy también abrirá en las Drassanes una nueva feria dedicada al lujo, destinada a los congresistas, con un curioso horario: de cinco de la tar- abundar las esposas e incluso los hijos. Familias enteras. De hecho, eran familias las que ocupaban gran parte de las limusinas y las furgonetas con vidrios tintados que comenzaban a tomar la ciudad desde primera hora de la mañana. Furgonetas, algunas, con una pequeña pegatina de la empresa, y muchas de matrícula francesa. La mayoría de los conductores ya son locales: sobra mano de obra, pero, por el contrario, siguen faltando coches de lujos. Las empresas autóctonas se ven obligadas a contratar vehículos de toda España y del país vecino, especialmente de Cannes.
Las furgonetas con vidrios oscuros pasan por delante del Born. Otras esperan en los hoteles de más categoría. Y las hay que paran en las zonas de carga y descarga de Pelai y de diferentes puntos del paseo de Gràcia, frente a las tiendas más exclusivas. Esta calle sigue siendo uno de los mayores reclamos de compra del Mobile. No falla. “Los asiáticos son los que más compran. Y son los primeros en llegar, los que pasan más días también”, apunta una dependienta de una tienda de ropa de diseño en pleno paseo de Gràcia. Y en la zona comercial
de hasta medianoche. La feria dará respuesta al hecho de que gran parte de las tiendas del corazón de la ciudad seguirán hoy cerradas. “Este año me ha tocado uno muy vip. Estoy con él ya desde primera hora de la mañana”, añade otro conductor que aguarda a que su cliente salga de una joye- ría de lujo. “Es sudamericano y parece que simpático. Viene a gastarse dinero”, añade, y calla de inmediato cuando lo ve salir de la tienda. Le abre la puerta y, corriendo, se dirige a su puesto. “Seguimos, lo siento –se disculpa el chófer–. Esto no ha hecho más que empezar”.