Controles especiales en La Jonquera
Refuerzo de la lucha contra la droga en el paso fronterizo
ALa Jonquera l llegar a la Jonquera se tiene la sensación de que tiene difuminados sus límites y sus estructuras. La calle mayor era en otro tiempo la carretera que llegaba a la frontera. Todo parece que se articuló inicialmente en torno a esta vieja vía. Da la sensación de que fue creciendo a ambos lados de esta ancestral calle y que, en cierto momento, se perdió cualquier orden y se desdibujó su linealidad. La llegada de la primera nacional II desdoblada que pasaba por fuera del casco urbano debió de incidir en ello y, después, la industrialización y la aparición de polígonos con sus supermercados, sus outlets y sus prostíbulos de grandes dimensiones. La Jonquera es el paso fronterizo terrestre más importante de España y hace honor a este título pues, si existe un patrón para definir este tipo de enclaves entre dos países, esta localidad ampurdanesa encaja en él con creces. No es de extrañar que el Ministerio del Interior haya destinado un nutrido contingente de equipos policiales, incluidos perros rastreadores de droga, si quiere reforzar la lucha contra las bandas de ladrones y atracadores internacionales que, tras perpetrar sus fechorías en cualquier punto del país, cruzan rápido la frontera. Desde el día 22 de enero, se vienen sucediendo controles de carretera sin previo aviso y en lugares y horas distintos. Forman parte de un plan estratégico para luchar contra lo que los especialistas denominan “delincuencia itinerante”.
La comisaría de La Jonquera presenta la saneada sencillez que suele respirarse en los edificios públicos construidos en los años sesenta y que, merced a sucesivas remodelaciones y actualizaciones hechas durante décadas, dan el pego y aún resultan útiles. Ese es el cuartel general de todos los policías que trabajan en este dispositivo contra la delincuencia itinerante diseñado por la dirección general de la Policía. Vie- nen de cualquier lugar del país y son relevados cada 10 o 15 días. Ahora, hay unidades de Galicia.
Llegando en vehículo a estas instalaciones policiales es fácil ver a numerosas prostitutas, pues se pasan varias rotondas. Este elemento para la ralentización del tráfico ha proliferado en la última década por doquier y parece alcanzar cierto grado de sublimación en La Jonquera.
Según un informe policial al que ha tenido acceso este diario, “se consideran grupos organizados itinerantes aquellos forma- dos por más de dos individuos que cometen una pluralidad de delitos (fundamentalmente, contra el patrimonio), con procedencia principal de países del Este de Europa y con movilidad geográfica entre varios países de la Unión Europea o más allá de las fronteras de esta”. La policía francesa también está realizando controles análogos.
La libre circulación de mercancías y ciudadanos, que supuso, según los especialistas, un enorme estímulo para el crecimiento económico de los países de la Unión, también conllevó la eliminación de las fronteras. Ciertas bandas internacionales han ido año tras año sacando provecho de esta nueva situación. Sin poner coto a la libre circulación, los novedosos controles policiales tratan de neutralizar la ventaja que esta da a las bandas organizadas.
Los primeros resultados parecen estar justificando el esfuerzo. Se han controlado ya más de 1.000 vehículos y más del doble de personas. Más allá de la enorme riqueza de los datos recogi- dos, que alimentan a las unidades de inteligencia policial, los agentes están topando con asuntos relacionados con estupefacientes, armas de fuego –se han intervenido varias– y reclamados judiciales. El pasado jueves, 20 de febrero, por ejemplo, se detuvo en un control a un ciudadano georgiano reclamado por varios juzgados españoles y con una orden de detención e ingreso en prisión vigente.
Son las 15.30 horas. La tarde está en su apogeo. Es la hora fijada por los responsables del dispositivo. Varias furgonetas de la Unidad de Intervención Policial (UIP) aceleran, sobrepasan a todos los vehículos que están salien-
El objetivo es impedir que los delincuentes pasen a Francia inmediatamente después de actuar
do del peaje en una vía lateral de AP-7, ya muy cerca de la frontera, e instalan en menos de un minuto un amplio control. “Nos fijamos en una serie de perfiles que las unidades de investigación nos aportan previamente”, explica un miembro del operativo. Cuando se trata de controles en vías de salida, en dirección a Francia, se vigila mucho el tráfico de vehículos de alta gama, los vehículos de media carga que puedan transportar mercancía robada y estupefacientes. En esas circunstancias, el perro policía entra en juego. En cambio, si los controles se sitúan a la entrada, el objetivo principal es el de evitar el tráfico de seres humanos tanto para su explotación laboral como para la sexual.
Los controles no sólo se llevan a cabo en la autopista y en la N-II sino también en otras vías secundarias e incluso en vías terciarias como pistas forestales. “Existen en toda la provincia de Girona 150 pasos de frontera. Son caminos o mugas”, concluye un responsable policial.