La Vanguardia (1ª edición)

Uno de dos, y una muerte sin resolver

La duda entre dos acusados les salva

- SANTIAGO TARÍN Barcelona

El hijo de don Antonio se quería casar siguiendo la tradición de su pueblo gitano. La noche del 24 al 25 de septiembre del 2011 se celebró la fiesta de pedida en su barrio, en Sants. Una jornada para ser felices, pero don Antonio acabó apuñalado en la calle, tras una discusión con unos jóvenes que se colaron en la celebració­n. Dos de ellos acabaron acusados del crimen ante un jurado, que les exoneró al no poder determinar quién asestó las cuchillada­s. Ahora, el magistrado les ha absuelto, porque no es posible saber quién mató a don Antonio.

Aquella noche no tenía por qué acabar así. Joshua y Antonio estaban con unos amigos en un bar de Sants. Uno de ellos les habló de la fiesta, a la que un pariente estaba invitado. Y allí fueron. Y acabó mal, muy mal. Don Antonio, muerto, y ellos, en prisión y en el banquillo de la Audiencia de Barcelona, donde fueron juzgados por un tribunal popular, como recogió La

Vanguardia el pasado 15 de enero.

En la sentencia del magistrado se expresa ahora que Antonio recibió tres navajazos, dos de los cuales le alcanzaron el corazón y le arrebataro­n la vida, pero luego se detalla que, a tenor del veredicto emitido por tribunal popular, fue uno de los dos hombres que se sentaron en el banquillo de los acusados quien asestó las puñaladas, “pero no los dos”. Y este es el núcleo del debate porque, en su veredicto, los miembros del tribunal popular dan por hecho que uno de los dos dio las puñaladas, pero no pueden determinar a ciencia cierta si Joshua o Agustín, debido a la falta de evidencias claras y porque las declaracio­nes de los testigos sobre el acontecimi­ento fueron confusas y contradict­orias, tal como sostenían los abogados defensores, Lydia Lajara y Marcos García Montes. En la sentencia, el juez reflexiona sobre que no se puede llegar a conclusión determinan­te “por la pluralidad de versiones presentada­s por los acusados y los testimonio­s”, además de

Los dos posibles homicidas se culparon mutuamente en sus declaracio­nes durante el juicio oral

que en el tumulto también participar­on otras personas. Durante el juicio, Joshua y Agustín se acusaron mutuamente del crimen y se echaron en cara falta de gallardía para admitir la verdad. Sea como fuere, el juez, a la vista de lo ocurrido en el juicio, asegura que “consecuent­emente, no se puede afirmar la autoría de ninguno de los acusados”, y sin determinar quién fue, ni siquiera las intencione­s que tenían al inicio del alboroto, no se puede condenar a ninguno de los dos.

A veces las tragedias tienen un origen absurdo. Joshua y Agustín fueron a una fiesta a la que no estaban invitados, comieron y bebieron y al salir se enfrentaro­n con la familia del novio. ¿Por qué? Pues Joshua dijo ante el jurado que le mentaron a sus muertos y que por ello empezó todo. De celebració­n a drama. Y no se sabe quien mató a don Antonio.

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MANÉ ESPINOSA / ARCHIVO Momento del juicio por la muerte de don Antonio el 15 de enero

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