Minimalismo de alta complejidad
Bottega Veneta da protagonismo absoluto al vestido
Los vestidos son la pieza clave de la colección que Tomas Maier firma para Bottega Veneta. De hecho, el diseñador alemán prescinde de los pantalones, y los suéteres de punto, las faldas y abrigos (en piel de tonos pastel) son anecdóticos en su propuesta para el otoño-invierno 2014-15. Y se toma su trabajo en la construcción de la prenda femenina por excelencia que es el vestido.
De líneas poco complicadas, minimalistas incluso, en apariencia, están construidos a partir de un patronaje muy complejo, con muchas piezas de formas distintas que, cosidas entre sí, encajan a la perfección. Vistos en la distancia, da la impresión de que están estampados, y en algunos casos es así, pero en la mayoría se trata de telas cosidas para formar dibujos abstractos y curiosas combinaciones de colores y materiales, casi como rompecabezas.
No es gratuita ni la precisión ni la forma de trabajar. Quieren, la firma y el diseñador, que queden bien patentes sus orígenes, artesanales y centrados en la marroquinería desde 1966 y hasta que presentaron su primera colección de ropa en 2001. La discreción es otra de sus señas de identidad, también la consiguen, porque nada es estridente ni sorprenden por lo extravagante. Colores suaves, como el beige, un gris casi blanco, rosado, comparten protagonismo con el blanco y negro, mientras se apuntan toques más vivos de teja y verde. Para la noche, predomina la discreción de formas y tonalidades, pero una vez más las apariencias son engañosas, plisados de distintos tamaños y direcciones, drapeados poco convencionales y tiras de tela cosidas para formar diminutos pliegues revelan un trabajo poco habitual en el prêt-à-porter.
En su segundo desfile de la semana, Aquilano. Rimondi mostraban una versión radicalmente distinta de su trabajo que el que hicieron para Fay. Si en este eran lúdicos, juveniles y con sentido del humor –había referencias a Snoopy–, en la que firman con sus nombres, revelan un romanticismo plasmado en las icónicas rosas. Aparecen estampadas en jacquard, en aplicaciones o en laminados brillantes sobre lana... No en vano dicen haberse inspirado en el art déco y en Visconti.
Pero el romanticismo que proponen es contemporáneo, como revelan prendas que combinan tejidos de sastre con otros satinados; las chaquetas y abrigos de textura gruesa o punto que proponen junto con delicados vestidos de gasa. Los abrigos de piel pierden sus connotaciones de lujo ostentoso cuando Tommaso Aquilano y Roberto Rimondi los presentan en patchwork multicolor. En Furla van a contracorriente con su nueva colección de bolsos, con motivos florales y el predominio de colores rosas que le dan un aire muy primaveral. Mientras Piquadro, que se distingue por la funcionalidad de sus bolsos y carteras, incorpora una línea más lúdica, basada en la combinación de tonos vivos, como morados, verdes, amarillos y azules. El alguerés Antonio Marras (en la foto) da un aire de los años cuarenta a una mujer que camina con zapato plano –una tendencia que va tomando forma en la pasarela milanesa– aunque también tiene connotaciones orientales, con prendas de estructura arquitectónica que separa del cuerpo para darles movimiento.