Los Muñoz hacen las Américas
Los hermanos Muñoz van reinventándose a su manera, con un timing muy suyo y acorde, siempre, a lo que les pide el cuerpo y, a veces, la estrategia y la coyuntura. Ahora, se trataba de hacer coincidir un hecho biológico –sus tres lustros en el negocio musical– con una apuesta clara, potente y personalizada hacia los mercados latinoamericanos. Un envite en el que no se ha reparado en medios, comenzando por una ilustrativa y lujosa grabación videográfica del disco. Un álbum que, de entrada, esquiva con habilidad y méritos propios el peligro de haber sido únicamente un “grandes éxitos” acicalados y con una sonoridad acorde con gustos mainstream.
Esto es Estopa está subtitulado directo acústico porque se trata de la grabación en unos estudios mexicanos en directo y con públi- co de una selección de temas de su cancionero, en donde además de algunos incontestables se han incluido otros que gustan especialmente en las específicas audiencias latinoamericanas. El riesgo de un estropicio era evidente, sobre todo en lo que hacía referencia al tratamiento sonoro. Porque sus temáticas, su literatura, su jerga, siguen allí, invariables, arraigadas en su manera de ser y sentir. Y la solución para vestirlas de una manera descifrable y compartible con estas y aquellas audiencias ha sido inteligente: coger un productor y director musical con oficio y prestigio como el argentino Cheche Alara, que ha insuflado cuerdas a las partituras y respaldado el buen hacer de los habituales músicos de Estopa, pero que sobre todo ha sabido encontrar ese glorioso punto de encuentro de la rumba con la cumbia.