Más pegada que juego
Bale escuchó los primeros silbidos, pero marcó un golazo que tranquilizó al Madrid
El Real Madrid solventó la tercera ausencia de Cristiano Ronaldo con una trabajada victoria, con poco brillo y más apuros de lo esperado ante un Elche que en los dos partidos de esta Liga ha resultado a los blancos un rival de lo más indigesto. Al final, el no poder contar con el Balón de Oro por su expulsión en Bilbao no le ha restado ningún punto al equipo de Carlo Ancelotti, que entra en su semana de Champions ante el Schalke 04 con las ilusiones intactas en las tres competiciones.
El Elche dio guerra y mostró buenas maneras, pero le traicionó su falta de malicia. Pese a su mala posición en la tabla, el cuadro de Escribá fue uno de tantos que honran la Liga española por su negativa a jugar al pelotazo. El ex ayudante de Quique Flores llenó el campo de centrocampistas de toque y no rifó un solo balón. Su mayor pecado, y eso siempre se paga muy caro, fue olvidarse de chutar a Diego López. Todo lo contrario que Bale, que después de un partido muy flojo encontró la redención con un chutazo de larga distancia que entró por la escuadra como un obús. Fue lo mejor de una tarde espesa, con más nervios de lo esperado.
El Madrid salió agresivo, dispuesto a resolver a las primeras de cambio, como ante el Villarreal y el Getafe. No lo logró porque el Elche se tapó bien y porque los blancos acusaron, además de la falta de Cristiano, la de la clarividencia de Modric para dirigir las operaciones. El croata se había borrado para esta cita al provocar en Getafe una tarjeta que le permitirá llegar limpio al derbi el domingo, pero a costa de dejar ayer a su equipo sin quien filtrara un balón entre líneas. Jugador comparsa con Mourinho, Modric ahora es indispensable, la tuerca que hace mover y dar sentido al resto de las piezas.
Tampoco ayudó al Madrid la mala tarde de Bale, al que el público silbó en varias ocasiones por su inoperancia. El galés marcó el gol del encuentro, que fue el de la tranquilidad, pero se diría que se le están acabando las oportunidades y empieza a tener a la grada de uñas. En la otra banda, el actual niño bonito del Bernabeu, Jesé, para quien más de uno ya ha pedido el Balón de Oro, no tuvo esta vez ningún dictado y pasó inadvertido.
La poca finura en el juego de los blancos llevó a la defensa del Elche a una tarde menos exigida de lo que temían en un principio. La primera parte transcurrió con pocas ocasiones, entre ellas un poste de Di María cuando trataba de lograr un gol olímpico, pero el gol no se adivinaba y los casi
SIN REMATE NO SE GANA El Elche movió bien el balón en el centro del campo pero no remató ni una vez a portería
4.000 aficionados del Elche del fondo norte se permitían corear con olés los pases de los suyos.
Pero a diez minutos del descanso llegó el primer tanto. Es lo que tiene este equipo, que los goles se les descuelgan como churros aun sin necesidad de esforzarse en su elaboración. El que fastidió al Elche llegó en un saque de esquina que botó Di María, la defensa visitante despejó mal y el balón le cayó a Illarramendi, que lo alojó a la red en un remate que se envenenó al rozar en Del Moral.
El Elche dio un paso al frente en el segundo tiempo. Adelantó las líneas y se fue en busca del empate. El Madrid dejó hacer. Vio muchos metros de césped vacíos por delante y esperó. La tensión del resultado endureció el juego y empezaron las brusquedades. La cosa no pasó a mayores porque entró en escena Bale y con su golazo enfrió al Elche. Aún pondría la guinda Isco. Lo suyo fue entrar y marcar el tercero. Pudo hacer el cuarto Morata, pero está peleado con el gol y con la suerte. Acabada sin daños la travesía sin Cristiano, el Madrid afronta los grandes retos con el equipo entero y la moral por las nubes.