“Todos piensan que tienen un Fernando”
Genís Marcó (l’Escala, 1974) tenía unos 16 años cuando apareció un menudo Fernando Alonso por el karting de l’Escala de su padre, Josep Marcó, Pravi. Padre e hijo se convertirían en la familia adoptiva del asturiano antes de que subiera a un monoplaza. Genís corrió en karting hasta los 16 años, hizo de mecánico, también de Alonso, y durante 20 años llevó los equipos de karting con su padre en el Genikart. Desde el 2008 dirige el Open RACC, que él promovió como el parvulario del automovilismo en Catalunya.
¿Cuántos niños han pasado por sus manos? Muchos: en 20 años, unos 6 o 7 por año... Los más conocidos son Alonso, Jaume Alguersuari, Dani Clos, Dani Juncadella, Albert Costa, Roberto Mehri... Casi todos los jóvenes pilotos que hay en Catalunya. Ahora, en el Open RACC son 15 niños de 7 a 11 años.
¿Qué significa el karting? Es una introducción al mundo de la competición de motor, para ver si gusta. Hay niños que lloran, que suben en el kart porque quiere el padre. La afición es del padre. El niño quiere el helado, un refresco, y después ir a la playa o al fútbol.
¿A qué edad empiezan? Hay gente que me envía vídeos de niños de 4 o 5 años para que valore si ya pueden correr, pero para empezar a competir deben tener 7, cuando se tienen que federar. Llegan hasta los 14-15 años. Hay una certeza: cuanto más tiempo dedicas, mejor eres.
¿Cómo se ve si un niño vale? Cuando empiezan todos suelen ir mal. Pero te das cuenta de que un piloto es bueno cuando el material no va bien y él sabe suplirlo un poco y resolver las dificultades, si tiene subviraje o sobreviraje, frenar antes, o corregir una trayectoria. A quien vale se le ve una destreza innata. Era la gran diferencia de Fernando Alonso: cuando yo hacía de mecánico te podías equivocar y él lo resolvía.
¿Qué es lo que más se enseña a estas edades? Lo más importante es que vayan bien en la escuela. Es básico; es por su futuro. Y después, les ense-
ñamos a conducir, lo más básico: a tener un buen comportamiento, a hacer trazadas, a acelerar, a conocer las normas, y a hacer funcionar las manos. Y desde este año también enseñamos educación viaria, para que conozcan cómo desarrollarse fuera.
¿Y los padres les acompañan en esta filosofía? A veces me pregunto quién nos manda hacer todo esto... Ves a los padres pelearse entre ellos. Antes, todo el mundo venía a aprender. Hoy, cuando el niño no va, es culpa del motor; todo el mundo se cree que tiene un Fernando en casa. Antes, a los niños les podías explicar cómo funcionaba, haz eso, frena, da gas, traza sin derrapar... Ahora todos empiezan que si el motor corre o no corre. Todo el mundo entiende de todo, y los padres, los que más.
¿Después del primer año de karting, siguen muchos? La mitad. O porque económica-
EDUCAR A NIÑOS Y PADRES “Lo más importante que se enseña es que deben ir bien en el colegio; a los padres, no entrometerse”
20 AÑOS LLEVANDO NIÑOS “De cada 50 niños sólo uno es bueno; Alonso ha sido el mayor talento, hacía correr un hierro”
mente se lo pueden permitir, o porque algunos siguen creyendo que tienen un Fernando. Nadie querría dejarlo, pero el factor económico hace la primera criba. Algunos buenos pilotos no han podido seguir por falta de dinero. Les intentas ayudar, por eso hacemos el Open RACC, para que puedan entrar en el karting.
¿Ha tenido que decir a muchos padres que el hijo no vale? Sí, y no se lo toman muy bien. No es necesario engañarles. De cada 50 niños que pasan, sólo uno sale bueno. Y cracks, uno o dos cada 10 años. Cuesta mucho.
¿El mayor talento que ha pasado por sus manos? Hay diferentes épocas: Fernando Alonso, también hubo una época muy buena cuando coincidieron Alguersuari, Clos y Molina, que competían entre ellos y evolucionaban mucho. Fernando tenía algo especial: hacía correr un hierro. Le dieras lo que le dieras, corría siempre. Nunca lo he tenido tan fácil haciendo de mecánico.
¿Qué consejo le da a un niño que empieza? Sobre todo, que venga a disfrutar, esto es como un regalo.
¿Y a los padres? Que no se entrometan, porque les hacen creer cosas y el niño a ti ya no te escucha.