Hacer de la necesidad virtud
El mercado de oficinas en el centro de Barcelona no ofrece hoy en día grandes oportunidades. Los efectos de la Gran Recesión han provocado que no entren apenas nuevos edificios en funcionamiento –nadie construye por la ausencia de suelo y de crédito– y la demanda ha flojeado. La situación ha provocado que, en ocasiones, se produjera el cambio de uso de algunos inmuebles para convertir las oficinas en hoteles y aprovechar así las mejores rentabilidades que se derivan del crecimiento casi imparable del turismo. Así ha sido en los últimos meses y, en principio, así seguirán las cosas al menos en el corto plazo.
En este contexto, las apreturas presupuestarias de la Generalitat pueden encontrar un buen caldo de cultivo. El Govern quiere racionalizar el uso de su potentísimo patrimonio inmobiliario y el mercado, aunque la demanda de edificios de oficinas aún no es alta, puede facilitarle las cosas. “Los fondos lo tienen claro: si siguen así las cosas, el mercado se reactivará y en un lugar donde la oferta de calidad es tan estrecha, los alquileres irán hacia arriba. Es buen momento para comprar”. tanto la Generalitat como quienes suelen poner en contacto a la oferta y la demanda creen que hay razones para pensar que se dará una buena puja y la operación se podría cerrar en no demasiados meses.
“La relación entre precio y rentabilidad en Barcelona es buena, sobre todo comparado con mercados maduros como Londres o París o con aquellos donde existe mayor percepción de riesgo”, dice Gener. La Generalitat, que cuenta con 227.000 m2 de oficinas en propiedad en Barcelona, tiene en marcha un plan de racionalización y optimización de sus activos inmobiliarios que prevé la venta de aquellos edificios sobre los que haya verdadero interés del mercado. “Los edificios con alto potencial de venta se pondrán en el mercado”, decía Economia en diciembre. El momento de hacerlo ya ha llegado.