‘Don Vito’ o el delincuente que creía no serlo

AFrancisco Correa, a quien Wikipedia sigue calificando de “empresario español”, le gustaba hacerse llamar Don Vito, en referencia a Vito Corleone, el personaje creado por Mario Puzo. Su apellido Correa –en alemán se traduce por Gürtel y así se denomina el caso de corrupción más importante que deberán juzgar los tribunales– es el título del sumario que ha salpicado a personalidades del PP, entre ellos tres tesoreros del partido que gobierna España. Esta semana el fiscal anticorrupción ha pedido 125 años para el jefe de la trama, el conocido como Don Vi

to, que no nació en Sicilia (aunque le hubiera gustado) sino en Casablanca (que también tiene misterio). Este personaje, menos literario que el protagonista de El pa

drino, se sentía un hombre de negocios, no tenía escrúpulos y se jactaba de encarnar una versión madrileña del sueño americano. Puzo escribió sobre Don Vito que “es un gran líder, bárbaro, un hombre que sitúa la amis- tad, la lealtad y la familia en lo más alto de las virtudes, que tiene un código del honor y del decoro...” pero que al mismo tiempo resulta un perfecto amoral, un comprador de voluntades ajenas y un villano en toda la regla.

El fiscal ha solicitado más de un siglo para Don VitoCorrea por enriquecerse con cargo a fondos públicos. En estos momentos se encuentra en libertad, después de que su madre pagara una fianza de 200.000 euros, en el 2012. Los tres años que pasó en la cárcel le resultaron un tiempo desconcertante, que le llevaron a sincerarse públicamente ante los presos: “¿Pero que hago yo aquí entre delincuentes? Yo no soy un delincuente”.

Cuando uno no sabe distinguir entre el bien y el mal, entre lo ético y lo deshonesto, acabará mal. Correa es la prueba del nueve de que el país ha estado enfermo. Y que necesita una regeneración, una cura.