Martin Luther King: herederos a la greña
El litigio coincide con el filme ‘Selma’
El reverendo Martin Luther King está de regreso a los papeles, sean de película o judiciales.
El líder pacifista y de la concordia, al que un asesino envió al otro mundo de forma prematura en 1968 –tenía 39 años–, se ve hoy metido en pleitos por cuenta ajena, como si pretendieran amargarle su descanso eterno.
El cine, con el filme Selma, que relata su lucha en 1965 por el derecho al voto de los negros, lo ha devuelto a la actualidad. Su imagen, sea la original o la del actor que lo encarna, David Oyelowo, se reitera por doquier. A cuenta de su figura, algunos historiadores le pasan factura. Les ha molestado el retrato negativo que se da del presidente Johnson, con el que se sentó a negociar, y Hollywood le ha ninguneado en las nominaciones a los Oscar.
Pero también sus tres hijos vivos –Yolanda murió en el 2007– se han propuesto dejar en mal lugar sus lecciones y su legado.
El doctor King pronunció un discurso en Memphis –la ciudad en la que encontró su muerte– en el que concluyó: “Ahora vamos a mantener la unidad”.
Sus descendientes son los primeros que han hecho caso omiso. “Mi padre debe de estar removiéndose en la tumba”, afirmó su hija Bernice en un pronunciamiento remitido a un tribunal de Atlanta. “No sólo estoy horrorizada y avergonzada, sino que también me siento decepcionada con su idea de vender estos preciados artículos”, añadió.
Aunque Bernice declaró su amor por sus hermanos, –Martin Luther King III y Dexter– esta semana se produjo la primera cita judicial en la disputa por la meda- lla del Nobel de la Paz –concedido en 1964 y cuya ceremonia abre la citada Selma– y por la Biblia de viaje de su padre. Es la misma Biblia sobre la que el presidente Obama juró su segundo mandato, en enero del 2013.
Los dos hijos varones quieren vender ambas piezas. Se calcula que en una subasta podrían recaudar de tres a diez millones de dólares por la medalla y de 200.000 a un millón por el libro.
En enero del 2014, los dos hermanos votaron por la venta, mientras que Bernice se opuso. Cogió los objetos y se los llevó.
Ambas piezas se hallan bajo custodia judicial, ya que ella las entregó, como le ordenó el magis-