John Galliano, a examen
Al inicio de la temporada de desfiles se suceden los cambios en las marcas
El primer trimestre del año es época de exámenes en la moda, y el pasado lunes hubo uno de los más rigurosos de la temporada. John Galliano volvía a enfrentarse a un jurado de alcance mundial en el desfile que significaba su vuelta a la moda tras casi cuatro años de ostracismo. Lo hacía, además, para nota, porque ponerse al frente de la alta costura de una marca tan poco convencional como la Maison Martin Margiela no está al alcance de cualquiera.
Para empezar, el desfile tuvo lugar en Londres y no en París, el escenario habitual de las presentaciones de alta costura, tal vez porque el británico se siente ahora más cómodo en su ciudad que en la capital francesa, de donde salió por la puerta de atrás. Cabe recordar que fue fulminantemente despedido de Christian Dior después de haber sido denunciado tras grabarle con un móvil en un bar en un lamentable estado de embriaguez y haciendo ofensivos comentarios antijudíos y a favor de Hitler.
Había, como es de suponer, una gran expectación por ver si la tribu de la moda le había per- donado, pero sobre todo por conocer cómo resolvía el británico ese encaje de bolillos que representa fundir su estilo, barroco y ostentoso, con el minimalismo vanguardista del belga Martin Margiela.
Parece que lo consiguió al adoptar algunos de los rasgos característicos de este, como la deconstrucción de las prendas o el minimalismo, y llevarlos a su terreno exagerándolos al máximo. También puso sobre la pasarela máscaras cubriendo el rostro de las modelos, algo recurrente en Margiela. No era menos lo que esperaba Renzo Rosso (fundador de Diesel) y propietario de OTB, el grupo al que pertenece la firma, cuando apostó por él.
Aunque recuperado de sus adicciones y, aparentemente, muy moderado en su imagen y en su comportamiento, no es de esperar que Galliano supedite su talento creativo al estilo de Margiela. Precisamente es por su genialidad y su capacidad de reinventar la moda por lo que decidieron ficharle. Una gran diferencia entre el gibraltareño y el fundador de la firma es que, mientras Galliano es un personaje mediático por vocación, el belga es una de las per- sonas más desconocidas y misteriosas de la moda, y seguramente uno de los que menos se han exhibido en los medios.
Quien no se enfrentará al juicio de la moda esta temporada es Frida Giannini. La directora creativa de Gucci anunciaba en diciembre que abandonaba su puesto en la firma al tiempo que su marido, Patrizio Di Marco, presidente y director ejecutivo de la misma. Mientras este era sustituido el mismo día por Marco Bizzarri, Giannini aceptaba seguir desarrollando las colecciones que estaban en marcha y dejar la empresa una vez finalizados los desfiles de hombre y mujer, este último por celebrar en febrero. Sin embargo, la situación no debía ser demasiado cómoda para ella, porque hizo una espantada a finales de año y dejó la empresa de un día para otro. Es su equipo el que ha tenido que concluir las colecciones que se presentan en la semana de la moda de Milán, con Alessandro Michelle al frente. Contratado por Gucci el 2002, el mismo año que Frida Giannini, sustituyó a esta al frente del departamento de accesorios de la marca y es considerado un hombre de la casa. Su nombre es uno de los que suena, junto con el de Riccardo Tisci, para tomar definitivamente las riendas de la firma italiana.
Aunque los más notables, no son estos los únicos cambios de cromos de la temporada de la moda que empieza estos días. Nueva York verá el próximo mes el debut de Peter Copping al frente de Óscar de la Renta. Procedente de Nina Ricci, donde era director creativo desde el 2010, fue fichado para diseñar las colecciones del venezolano justo una semana antes de su fallecimiento, debido a un cáncer. Copping presentó el pasado octubre su última colección para Nina Ricci, la marca de origen francés y propiedad del Grupo Puig. Su sustituto, Guillaume Henry, de 37 años y que ha hecho una buena labor de actualización de Carven, se estrenará en París dentro de unas semanas.
No era de esperar que el diseñador supeditara su talento creativo al estilo de Martin Margiela