Millones de euros en el Hôtel de Paris
Artcurial vacía el emblemático edificio de Mónaco, en obras
De Frank Sinatra, que mandó callar al pianista del bar que cantaba su Extraños en la noche, a los invitados a la boda de Alberto II, el Hôtel de Paris es la referencia del paraíso del juego y del ocio en el que Francis Blanc transformó Montecarlo, un barrio de Mónaco, hace 150 años. Y como nada se pierde y todo se transforma en euros, del 25 al 30 de enero el interior del hotel, en cuatro mil lotes de diez mil piezas, será el objetivo de docenas de fetichistas, que dejarán un mínimo de un millón de euros y acaso seis.
Lo supone François Tajan, copresidente de Artcurial, primera casa francesa de subastas e inventora de un nuevo sector rentable, el vaciado de hoteles emblemáticos como el Crillon o el Plaza Athénée, de París, operaciones que el 2013 se tradujeron en más de siete millones de euros. En cada caso el resultado multiplicó por seis las previsiones. Artcurial mima incluso el catálogo. El de esta subasta, en 9.000 ejemplares, lleva prólogo de sir Roger Moore, ex James Bond y octogenario residente monegasco.
Los lotes –de cien a diez mil euros– son fruto de un inventa- rio que ocupó a veinte expertos.
En Montecarlo se cruzan modestos italianos que frecuentan el Café de Paris, frente al hotel y sólo juegan una pequeña suma y los residentes o turistas con fortuna. Por eso, en la subasta los antiguos huéspedes del hotel alternarán con simples coleccionistas de anécdotas.
Las de la suite Churchill y sus 210 m2, por ejemplo. Allí pintaba sir Winston, el estadista de cuya muerte se cumple medio siglo y que dijo, al anunciar sus memorias “la historia reconocerá mis méritos, porque la escribiré yo”.
Huésped frecuente, el ampurdanés Salvador Dalí visitaba la cocina y antes de que desplumaran su becada le quitaba esa pluma conocida en la edad media como “la del pintor”.
Un 25 de julio de 1879, Sarah Bernhardt inauguró la Ópera Garnier de Montecarlo y se alojó en la suite que hoy lleva su nombre. De allí salió una noche con cien mil francos oro en su bolso, cruzó los 50 metros que separan el hotel del casino, y tres horas más tarde regresó sin nada. Un amigo impidió que se suicidara.
Cuando la Bernhardt se alojó, hacía ya tres lustros que, pionero en el sector, el hotel había instalado cuartos de baño en cada habitación. Y uno desde que Marie Blanc, esposa de Francis, hizo excavar hasta 15 metros bajo tierra y sobre 1.500 m2 para construir la bodega, que hoy atesora 450.000 botellas.
En fin, el hotel, con un nuevo restaurante del ciudadano monegasco Ducasse, un remozado salón para recibir nuevamente el baile de la rosa en el 2016 y los últimos avances tecnológicos, reabrirá para las fiestas, en diciembre próximo.