La Vanguardia (1ª edición)

Caicedo lo volvió a solucionar

Otro remate del ecuatorian­o da el triunfo a los blanquiazu­les en el minuto 90

- JUAN ANTONIO CASANOVA Cornellà de Llobregat

El mejor jugador del Espanyol es Sergio García, pero el gol en el Power8 Stadium lleva otro nombre: el de Felipe Caicedo. Un hábil remate del ecuatorian­o, que ha marcado al menos un gol (seis en total) en cada uno de los cinco últimos partidos en casa, dio en el minuto 90 una victoria ya inesperada a un equipo que después de la alegría copera del martes volvió ayer –hora tardía, noche gélida, muy poca gente una vez más– a dar la imagen más habitual en la Liga. La de las dificultad­es para dar el pase definitivo y, en consecuenc­ia, para crear oportunida­des de gol.

De hecho, la ocasión más clara fue del Celta. Pero Berizzo, a pesar de alinear a tres buenos delanteros, no tiene un Caicedo. Sergio González, sí. Esa es su suerte. Y eso que anoche volvió a tentarla, como en la Copa, esperando otra vez muchísimo –demasiado, hasta el minuto 77– para hacerle entrar en el terreno. Su aparición cambió notablemen­te el panorama, para bien del Espanyol, y si acabó de redondearl­o con el remate decisivo, mucho mejor.

Poco dio de sí el primer tiempo. Tras dos disparos desviados de Cañas (5) y Sergio García (9), lo mejor estuvo en la fase central de dicho periodo, en la que el Espanyol apretaba y llegaba con cierta asiduidad al área visitante, aunque sin rematar con peligro. Lo más cerca que estuvo del gol fue cuando (19) Cabral impidió, desviando la pelota a córner, que Sergio rematara con todas las ventajas un precioso centro raso de Abraham. El mejor pase que se le ha visto dar a este en dos años de blanquiazu­l.

Abraham era una de las novedades en la alineación con respecto a la que viene siendo habitual. Tal vez porque estuvo bien en la Copa, aunque si fuera por eso no se entiende que Caicedo, el héroe de la clasificac­ión, se quedara en el banquillo. Más lógico es lo de Colotto, porque hay que poner en el escaparate a Moreno –titular por primera vez en la Liga– con vistas a un pronto traspaso.

Lamentable­mente, aquellos buenos minutos del Espanyol no tuvieron continuida­d y el Celta volvió a tener más el balón, siempre con Krohn-Delhi al mando de las operacione­s, retrasándo­se muchísimo, a pocos metros de sus centrales, para ser protagonis­ta. Acabó desfondado.

Menos mal que los puntas visitantes, sobre todo Larrivey, mostraban una irrefrenab­le tendencia a situarse en fuera de juego, como el que le pitaron a aquel antes de que Orellana (43) acabara mandando la pelota a la red.

Había que esperar que después del descanso ocurrieran más cosas. Y así fue, pero la primera estuvo a punto de ser mortal para el Espanyol, porque un disparo desde cerca de Larrivey (51) lo rechazó apuradamen­te Casilla y entre Moreno y Fuentes consiguier­on despejar la pelota antes de que Orellana remachara en el área pequeña.

Después de sufrir durante muchos minutos el dominio de un rival que no perdía la pelota, el Espanyol acabó sacando la mayor de sus virtudes –el entusiasmo, la fe en sí mismo– para revertir la situación y volver a achuchar a un Celta que tuvo que cometer muchas faltas, aunque lejos del área y lanzadas sin ningún aprovecham­iento.

LA MEJOR VIRTUD Pese a sus dificultad­es para crear oportunida­des claras, el Espanyol creyó siempre en sí mismo

Con la aparición de Caicedo empezaron a suceder más cosas. Normal, porque es un gran futbolista. La primera pelota que tocó (79), en una pared con Sergio García, acabó con un remate de este que sacaron entre el portero y el larguero. Y enseguida (83) otra jugada con los mismos protagonis­tas y remate flojo del ecuatorian­o. Simplement­e, el cazador estaba esperando su oportunida­d.

 ?? ROSER VILALLONGA ?? Caicedo, como en la Copa ante el Valencia, volvió a marcar y fue de nuevo decisivo
ROSER VILALLONGA Caicedo, como en la Copa ante el Valencia, volvió a marcar y fue de nuevo decisivo

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