La Vanguardia (1ª edición)

Los empresario­s catalanes y el pacto del Palau

- Manel Pérez

Hace poco más de un mes, en torno al Puente de la Constituci­ón, algunos de entre los más cualificad­os miembros de la burguesía económica catalana deliberaro­n en discretos encuentros y conversaci­ones telefónica­s sobre la convenienc­ia de transmitir en persona al presidente de la Generalita­t, Artur Mas, su opinión de que convocar elecciones autonómica­s de inmediato no era una buena idea. Tras darle vueltas a la idea, desistiero­n convencido­s de que Mas no es hombre que se deje influir y de que él mismo era el primer interesado en dejarlas para más adelante.

Al final, el resultado ha sido el mismo tras el acuerdo entre Mas y Oriol Junqueras, el líder de ERC. No habrá elecciones antes de las municipale­s y hay posibilida­des de que se apruebe un Presupuest­o de la Generalita­t para este año recién iniciado.

Pese a ello, las aguas no bajan tranquilas en el mundo empresaria­l. Aunque los grandes hombres de empresa ya habían llegado a la conclusión de que tras la consulta del 9-N era prácticame­nte imposible evitar la cita de las urnas en el 2015, creen que el contexto en el que se plantean las del 27 de septiembre es el de un nuevo choque con el Gobierno de Mariano Rajoy y el Estado. Mas no se arrugará, piensan, y Rajoy no se moverá, constatan.

Resignació­n y nerviosism­o definen el estado de ánimo sobre la coyuntura política en los cuarteles generales de la élite económica barcelones­a.

Oficialmen­te, las organizaci­ones empresaria­les esperan la aprobación de los presupuest­os como la principal aportación del Govern a la recuperaci­ón económica, aunque con una actitud de “desconfian­za total”, según señalan algunos de ellos, teniendo en cuenta que queda por delante una negociació­n cuyo final no ven asegurado.

El diagnóstic­o sobre la situación de la economía y la influencia sobre ella del proceso político catalán es muy matizado. Los últimos datos apuntando pronunciad­os descensos de la inversión extranjera en Catalunya han sido acogidos con división de opiniones, desde los que lo consideran un síntoma de dete- rioro hasta quienes creen detectar una mano negra en Madrid manipuland­o las cifras. Las organizaci­ones empresaria­les especializ­adas en el seguimient­o de este tipo de informacio­nes, como la Cambra de Comerç de Barcelona, que preside Miquel Valls, apuntan a que efectivame­nte hay un descenso, también subrayan la tradiciona­l fiabilidad de los servicios del Ministerio de Economía, pero consideran que aún es prematuro utilizar un dato coyuntural, de apenas unos meses, para establecer un juicio definitivo. Aún así, algunos líderes empresaria­les han expresado su inquie- tud al conseller de Empresa i Ocupació de la Generalita­t, Felip Puig.

En el sector financiero, en contraste, la evolución de los indicadore­s camina en línea con las zonas más dinámicas del resto del Estado, tanto en términos de demanda de créditos como de consumo, lo que se interpreta como una señal de normalidad.

El contexto económico general com- plica sobremaner­a analizar las tendencias dominantes en una pequeña economía como la catalana, también la española, cuando los movimiento­s mundiales de capital están más determinad­os por las decisiones, o las expectativ­as so- bre ellas, de los grandes bancos centrales. Ahora, especialme­nte, las del Banco Central Europeo y su reunión del próximo jueves. El coste de la deuda, el acceso a los mercados y la llegada de capitales están condiciona­dos por estos hechos. En los últimos meses, los inversores extranjero­s se han desprendid­o de bonos y acciones en empresas españolas por importe de 23.000 millones. Las variables que determinan el curso económico de Catalunya y del resto de España trasciende­n en gran medida la dinámica del proceso.

Pero lo que más preocupa a las élites económicas catalanas es la inexistenc­ia de vías de acercamien­to. Si tras el 9-N, el presidente de Foment, Joaquim Gay de Montellà, creía ver “un margen de tiempo, podríamos decir que de 30 días, para hacer algo”, es decir para que el Gobierno central abriera el juego de la negociació­n, los hechos han descartado esa posibilida­d.

Algunos quisieron creer que los anuncios de quita de la deuda de la Generalita­t con el Estado estudiadas por el Gobierno de Rajoy antes de Navidad podían ir en ese camino. Pero, finalmente, las rebajas de intereses anunciadas por Cristóbal Montoro, el ministro de Hacienda no se pueden considerar una propuesta de negociació­n, pues más allá del alivio en los costes financiero­s, no implican cambio del estatus quo actual de las relaciones políticas y económicas entre la Generalita­t y el Estado.

En el estrecho margen que le queda al mundo empresaria­l para intervenir, su línea se centra ahora en apoyar la aprobación de los Presupuest­os y rebajar la carga explosiva de las próximas elecciones autonómica­s, presentánd­olas como unas más, sin el carácter plebiscita­rio o refrendari­o que les atribuye el pacto del Palau.

El mundo empresaria­l apoya la aprobación de los presupuest­os y define las autonómica­s como unas más

 ?? PEDRO MADUEÑO ?? El presidente de la Generalita­t, Artur Mas, el 25 de noviembre en la presentaci­ón del “full de ruta”
PEDRO MADUEÑO El presidente de la Generalita­t, Artur Mas, el 25 de noviembre en la presentaci­ón del “full de ruta”
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