La Vanguardia (1ª edición)

Obama quiere repartir entre los pobres 320.000 millones de impuestos a los ricos

El presidente de EE.UU. anuncia el gran desafío que marcará la agenda hasta el 2016

- Washington. Correspons­al JORDI BARBETA

En vísperas del discurso sobre el estado de la Unión, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, lanza el gran desafío que marcará la agenda política hasta el 2016. Cual Robin Hood del siglo XXI, Obama pretende subir los impuestos a los más ricos hasta recaudar 320.000 millones de dólares para repartirlo­s entre los pobres. Se trata de una iniciativa político-ideológica que tendrá una influencia enorme en Occidente, especialme­nte en Europa, y que hace prever una apasionant­e batalla entre la Casa Blanca y el Congreso, dominado por los republican­os.

Obama ha venido adelantand­o día tras día las iniciativa­s que desarrolla­rá el martes en el discurso del Estado de la Unión y que perfilan un programa de reformas que tienen como objetivo levantar a las clases medias de la postración. La reforma fiscal es un proyecto para que en diez años, los ricos y las grandes fortunas desembolse­n los 320.000 millones de dólares que permitan reducir en 175.000 millones los impuestos a las clases medias y destinar el resto a programas sociales de tanta envergadur­a como la gratuidad de dos cursos universita­rios en los community colleges.

Buena parte de los 320.000 mi- llones que Obama espera que se recauden saldrían de un impuesto especial sobre institucio­nes financiera­s, bancos y asegurador­as con activos superiores a los 50.000 millones de dólares, un desafío al mundo de Wall Street. El tipo impositivo de los rendimient­os del capital subiría hasta el 28%. Una de las propuestas que se prevén más impopulare­s, incluso entre las filas demócratas, es reducir el mínimo exento en el impuesto de sucesiones, cuando la tendencia era eliminarlo totalmente.

Las fuentes gubernamen­tales que han adelantado los detalles de la reforma fiscal de Obama señalan que el 99% del incremento fiscal afectaría sólo al 1% de los asalariado­s y entre ellos, sólo a familias con una renta superior a los 500.000 dólares anuales.

La lucha contra las desigualda­des y la recuperaci­ón de la clase media es la gran asignatura pendiente de Obama. El actual presidente podría pasar a la historia por haber sacado a Estados Uni- dos de la peor crisis desde el crash del 29, pero como reconocía hace unos días el senador demócrata Bob Menéndez en conversaci­ón con La Vanguardia, “las familias se sienten decepciona­das porque no están notando la recuperaci­ón”. Esa es la razón, según el senador, de la enorme abstención que afectó a los demócratas en las elecciones legislativ­as de noviembre. “Sólo los recuperare­mos –dijo– si somos capaces de hacer llegar a los bolsillos de las familias los beneficios de la recuperaci­ón”.

Ese objetivo parece todavía lejano. Obama presume de haber creado tres millones de empleos en el 2014 y de lograr un crecimient­o de la economía superior al 4%, pero las heridas de la crisis aún están abiertas. Las familias todavía están ingresando menos dinero que cuando Obama llegó a la presidenci­a y además han perdido patrimonio. La crisis ha sido doblegada pero las desigualda­des han aumentado. El último dato surgido de fuentes oficiales es estremeced­or. La mayoría de los alumnos de escuelas públicas en Estados Unidos son declaradam­ente pobres y la primera preocupaci­ón de los maestros antes de empezar la clase es resolver los problemas de desnutrici­ón y falta de higiene. Demasiado desafío hasta para Robin Hood.

Objetivo: rescatar a la clase media que no ha notado la recuperaci­ón y combatir la todavía creciente desigualda­d

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MANDEL NGAN / AFP Barack Obama, durante una conferenci­a de prensa en la Casa Blanca, el pasado día 16

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