La Vanguardia (1ª edición)

España ha vuelto

El Estado español llega al Consejo de Seguridad de la ONU y le asignan presidir los comités de sanciones a Corea del Norte e Irán

- Nueva York. Correspons­al FRANCESC PEIRÓN

Hace cosa de año y medio, el presidente Mariano Rajoy hizo una visita a Nueva York. Fue con motivo de su segunda participac­ión en la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU). Aprovechan­do la ocasión, en un acto en el Council on Foreign Relations, uno de los laboratori­os de ideas más influyente­s, Rajoy afirmó: “España ha vuelto”.

Lo dijo en el sentido económico. Para que se enteraran los poderes globales. Pasado todo este tiempo, todavía son muchos los españoles –los locales– que esperan constatar ese regreso. Sin embargo, España ha vuelto a la escena mundial.

Lo ha hecho por la puerta del Consejo de Seguridad (CS) de la ONU, después de salir más que bien parada en la pugna por uno de los asientos bianuales (2015-16) frente a Turquía. Nueva Zelanda se hizo con la otra plaza en juego por goleada. A la primera.

Esa expresión, el Spain is back, se escuchó el pasado 16 de octubre, en la sede de la Misión española, ubicada en la Segunda Avenida, una vez que se confirmó esa silla. El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo no podía ocultar su entusiasmo y el haberse quitado un peso de encima. Habían ganado la apuesta, lo que supuso una fuerte dosis de autoestima. En caso contrario..., García-Margallo suspiró.

Esta es la quinta vez que España accede al Consejo de Seguridad, el brazo ejecutivo de Naciones Unidas. Está compuesto por cinco miembros permanente­s (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Rusia y China) y diez no permanente­s. Entre un grupo y otro existe una diferencia determinan­te. Los cinco primeros disponen del derecho a veto, circunstan­cia que hace inoperante este organismo en los temas cruciales. Siria, por ejemplo.

La última presencia española se produjo en el periodo 2003-2004. Entonces hubo que lidiar con la invasión de Iraq y las famosas armas de des- trucción masiva que jamás apareciero­n y a las que el presidente Aznar dio total credibilid­ad.

Hoy, Estados Unidos ha declarado el final de las guerras de aquellas fechas, la de Iraq y la de Afganistán. Lo que no quita para que en la actualidad se utilice el término “desorden internacio­nal” a causa de los múltiples frentes abiertos.

La diplomacia española, que debutó el pasado día 1, pronto ha comprendid­o que su paso por el Consejo de Seguridad otorga pleno sentido a la expresión arrimar el hombro.

A España le han tocado, como explican fuentes oficiales, dos piedras de toque de gran responsabi­lidad. Le han concedido las presidenci­as del comité de sanciones a Corea del Norte, y a Irán, país este que se encuentra en un “periodo de gracia”, a la espera de ver cómo se

Esta es la quinta vez que España forma parte del organismo ejecutivo de las Naciones Unidas

desarrolla­n las negociacio­nes nucleares en marcha.

Una vez que el Consejo decide sancionar, el comité dispone de autonomía para decidir el tipo de castigo y cómo se impone. A España también le ha correspond­ido presidir el grupo que vigila y controla la aplicación de los tratados sobre prohibicio­nes armamentís­ticas.

Que le hayan asignado estas tareas se interpreta como una cuestión de confianza en su liderazgo. Además, deberá ser los ojos del CS respecto al asunto de la ayuda humanitari­a en Siria y en Afganistán.

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JAMAL NASRALLAH / EFE Margallo, en una rueda de prensa en Ammán (Jordania), durante su viaje de la semana pasada

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