Conquista del espacio público urbano
BARCELONA se propone peatonalizar parcialmente los laterales de la Diagonal y el paseo de Gràcia los domingos, cuando terminen las obras que se están realizando en estas dos grandes arterias de la capital catalana. Un proyecto del Ayuntamiento que tiene por objetivo el rescate para los barceloneses de unos espacios públicos que hasta ahora estaban casi monopolizados por las necesidades del tráfico automovilístico, una herencia de cuando el coche era el dueño y señor de la calle.
El proyecto se inscribe en la lucha por el uso del espacio público en las ciudades modernas, y más específicamente en las políticas de restar espacio al tráfico para que lo ganen las personas y con ello humanizar los centros urbanos. Una ardua batalla, no siempre popular, porque choca con intereses de todo tipo. Desde quienes consideran prevalente el derecho individual del uso de transporte privado, pero que a la vez trasladan a sus ayuntamientos el deber de estacionamiento, hasta quienes temen perder posiciones comerciales o incluso quienes abominan de cualquier cambio en la medida que altera sus hábitos.
En el caso de Barcelona, hace unos veinte años que se dio un cambio de ciclo en aquella lucha y que ha supuesto actuar en diversas direcciones: desde la pea- tonalización pura y simple, hasta la ampliación de aceras en detrimento de las calzadas; la instalación de espacios de zonas azules y verdes y la construcción de aparcamientos de concesión privada, con elevadas tasas para animar al ciudadano al uso del transporte público; las limitaciones de horarios en la carga y descarga, etcétera.
Barcelona da ahora un paso más. Es evidente que el proyecto de peatonalización parcial de Diagonal y paseo de Gràcia los domingos, de nueve de la mañana a cinco de la tarde, probablemente a partir del próximo marzo, es una decisión con pocos riesgos que a buen seguro no provocará polémica, por cuanto son días en que el tráfico privado desciende muy notablemente. Incluso puede inducir a la sospecha de que la acción programada obedezca a razones electorales ante la proximidad de unos comicios municipales cruciales. Pero en todo caso conviene resaltar su aspecto más positivo, como es el de avanzar en el bienestar de los barceloneses con una experiencia que supone la conquista de un espacio para actividades deportivas, gastronómicas, de paseo y de ocio programados o no que puede contribuir no sólo a superar viejos prejuicios de algunos sectores de ciudadanos, sino también a resolver problemas similares en otras áreas de la ciudad.