De Elvis a Shakira, el pop siempre ha usado el tirón de la provocación sexual
La historia de la música popular está jalonada de vídeos ‘escandalosos’
Todo empezó con la pelvis de Elvis. Ríos de tinta fueron vertidos entonces sobre aquel movimiento de cadera –reinterpretado más tarde por Mick Jagger, Michael Jackson y, aún hoy, Shakira, entre otros, con sus propias y vertiginosas versiones– que puso en pie de guerra (en sentido vario) a las jovencitas del momento y a los predicadores de América. Por naif que hoy resulte aquel famoso empujón de riñones del rey del rock, la música pop no ha conocido, desde su nacimiento, momento en que no usara una sexualidad obscena a ojos de los padres de sus jóvenes clientes.
En medio siglo, la intensidad de ese uso del sexo ha ido ajustándose a expresiones más sutiles o más explícitas. En los ochenta, en que brotó propiamente el videoclip como principal vehículo de difusión musical y el sexo había perdido fuelle provocador tras la revolución sexual de los sesenta y setenta, la reina del pop –la música popular siempre ha sido monárquica–, Madonna, halló en la combinación de efusividad erótica y referencias religiosas el mecanismo de la notoriedad convulsa. Like a virgin, Like a prayer y su famosa crucifixión sobre el escenario –en su gira de 2006– son la prueba de que nadie como la ambición rubia de Michigan maneja en su beneficio una combinación inusual de talento y controversia en unos años en los que ya no era tan fácil escandalizar a las organizaciones familiares y religiosas estadounidenses con un mero menear de caderas.
En el feudo de la música masculina, en los ochenta se llevaba la ambigüedad y la sofisticación: a las chicas les gustaban los músicos con laca y hombreras. Duran Duran explotó esa combinación en un exitoso y caliente videoclip del tema Girls on film (1981), que tuvo el honor de ser uno de los primeros retirados por la MTV.
En 1984, Queen lanzó su famosísimo I want to break free en el que Freddy Mercury pasaba la aspiradora vestido de mujer y con bigotazo. Ingenua reivindicación de transformismo y homosexualidad a ojos de hoy, estuvo prohibido en América hasta los noventa. Paradójicamente, Simply irresistible (1988), de Robert Palmer, simétrico del Material girl de Madonna, con mujeres languideciendo alrededor de Palmer y anticipo de lo que hoy hacen los raperos, no molestó a nadie. La omnipresencia del sexo en el pop es de tal potencia que está hasta cuando no: Chilhood fue un clip de Michael Jackson en el que no había sexo, sólo el cantante en un bosque rodeado de niños, coincidiendo con las primeras acusaciones de abusos contra el cantante.
La lista de clips polémicos –los vídeos trabajan sobre arquetipos de distinta naturaleza, pero siempre susceptibles de reproche por esa cualidad arquetípica– es inacabable, entre otros motivos porque nunca falta una piel sensible presta al escándalo. Se hizo obvio con las polémicas generadas por los spots de desodorante Axe que
RO L E S SE X U A L E S El transformismo de Freddy Mercury fue prohibido en EE.UU. durante una década
AD O L E S C E N C I A Los jóvenes celebran lo obsceno como parte de su proceso de emancipación
invertían el patrón machista sujeto/objeto: eran las mujeres quienes, llenas de deseo, corrían excitadas tras el aroma de un hombre-objeto. Pese a la inversión de roles, colectivos feministas obligaron a su retirada.
Es natural esta persistencia, y más, en el pop. Si a todo el mundo le atrae el sexo, más aún a los adolescentes, que viven en el bulle-bulle de unos recién descubiertos deseos y estrenando mayoría de edad sexual (la biología no negocia con los gobiernos la adultez reproductiva). Y por otro lado, en la emancipación –que se corresponde con la efervescencia hormonal y la construcción de una personalidad autónoma–, cualquier comportamiento que escandalice a los padres es abrazado, por pura lógica, con despreocupado entusiasmo.