La Vanguardia (1ª edición)

Con niebla, sin vuelos

La bruma fastidia la temporada alta del aeropuerto de Alguaire con seis aviones desviados en dos días

- PAU ECHAUZ Lleida

La niebla se instaló en el Pla de Lleida el pasado 19 de diciembre y allí se ha quedado. El sol asomó un momento el día de Navidad y el de Año Nuevo, pero luego, la bruma volvió y con más intensidad, si cabe. La noche de Reyes, su espesor era total: no se registraba una presión atmosféric­a tan alta desde 1944. Desde entonces, la vida de los leridanos se ve alterada por la boira fidel que cantó el poeta. Y también la actividad en el aeropuerto: siete vuelos en tres días tuvieron que ser desviados.

El sábado 10 de enero la niebla obligó a que el primer vuelo fletado por la compañía Arkia procedente de Israel y que tenía que aterrizar en el aeropuerto de Lleida-Alguaire tuviera que ser desviado a El Prat. Al día siguiente, al vuelo no recibido desde Tel Aviv se sumaron otros cinco pro- cedentes de diferentes aeropuerto­s británicos, vuelos que tuvieron que ser desviados a Reus, El Prat y Mallorca. Todos transporta­n centenares de esquiadore­s que tienen como destino final las pistas del Principat d’Andorra. No es la primera vez que los vuelos con destino a Alguaire tienen que abortar el aterrizaje porque los pilotos no acaban de fiarse del sistema antiniebla. Desde su inauguraci­ón, el año 2010, la niebla ha impedido el aterrizaje un total de once días. La torre de control de Alguaire está equipada con un sistema de aterrizaje instrument­al (ILS) de categoría uno para situacione­s de escasa visibilida­d pero hay ocasiones que los pilotos deciden no arriesgars­e.

Ayuntamien­to, Diputación y Cámara de Comercio han anunciado que en la próxima reunión de la Taula Estratégic­a del aeropuerto pedirán a la Generalita­t que estudie mejoras en el sistema antiniebla, como “un repaso de los costes” o la búsqueda de alternativ­as tecnológic­as a los primeros estudios, aunque ya saben la respuesta de antemano. La conselleri­a de Territori i Sostenibil­itat no contempla por el momento ninguna inversión que mejore el sistema, que estima en algo más de siete millones de euros, un coste que consideran demasiado elevado para un aeropuerto con tan escaso tráfico. Pero las institucio­nes leridanas creen que el futuro del aeropuerto pasa por superar los inconvenie­ntes que provoca la niebla.

Otros ejemplos del impacto de esta densa bruma han sido los accidentes de tráfico como los ocurridos en la AP-2, a la altura de Castelldan­s (Garrigues), donde la pasada semana se produjeron dos accidentes múltiples, sin heridos graves, durante dos días seguidos. Con todo, la niebla también tiene algún efecto beneficios­o, sobre todo para los cultivos de cereales. La condensaci­ón de la humedad ayuda a que las temperatur­as sean frías pero estables lo que hace que la raíz se fortifique para un mejor crecimient­o de las plantas.

La actual racha de nieblas en Lleida, su densidad y presencia es tema de conversaci­ón en todas las tertulias, se ha desarrolla­do en periodos de siete días que se han interrumpi­do con un día de sol, Según los datos del observator­io local el año pasado (el más seco y caluroso desde 1950) se registraro­n 32 días de niebla. El año con más niebla –87 días– desde que hay registro fue en 1944. Y en cuanto a los días consecutiv­os, el récord se registró entre el 25 de diciembre de 1988 y el 20 de enero de 1989: 26 días seguidos con un solo intervalo de siete horas de sol en zonas aisladas.

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MERCÈ GILI Desde el pasado 19 de diciembre, sólo dos días ha asomado el sol; la niebla lo tapa todo en Lleida

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