En el escaparate
Moreno reaparece en la Liga y en las quinielas de la Premier, donde su agente trata de colocarlo con la aprobación del club
Aseguran los que le conocen que llegó un día en que, harto de ser pieza de cambio casi desde que llegó al club, Héctor Moreno prometió que dejaría el Espanyol cuando él lo decidiese, no cuando al club le fuese mejor. Tras rumores y más rumores en todas las ventanas de fichajes, estuvo a punto de marcharse el pasado verano, cuando los deseos del club y del jugador casaron, pero la fractura de tibia que sufrió en el Mundial frustró todos los planes. Ahora, recién recuperado, su retorno a la titularidad en la Liga el sábado ante el Celta después de una gran actuación en los octavos de Copa ante el Valencia no sólo es una buena noticia deportiva para el club. El central mexicano vuelve a jugar y vuelve a parecer un buen negocio. Y ahora parece que nada le disuadirá de salir.
Moreno está dispuesto a irse sí o sí destino a la Premier, donde su agente ya trabaja con una propuesta en firme del Arsenal para cubrir la baja de Mathieu Debuchy. Diversos medios británicos especulan incluso con una oferta de seis millones de libras (unos 7,9 millones de euros). En el Espanyol nadie se da aún por enterado, aunque si la oferta gunner se concreta sería despedido entre albricias, por más que su cláusula de rescisión ronde los 20 millones de euros.
“Moreno quiere salir y estamos buscando opciones”, ha asegurado estos días el agente del jugador en Inglaterra. Al Arsenal, que también sondearía a los centrales Winston Reid (West Ham) y Virgil van Dijk (Celtic), se le sumaría el interés del Tottenham de Mauricio Pochettino, indican los principales medios mexicanos. El jugador, sin embargo, tendría claro que la opción del Arsenal, un equipo de Champions, es la buena. A tenor de sus competidores por el puesto, el club de Londres tampoco debería tener demasiadas dudas.
A todas estas, la reaparición de Moreno se ha limitado al campo. Sin ser su mejor día, el sábado es- tuvo a un buen nivel después de ofrecer su mejor versión en la eliminatoria ante el Valencia. Precisamente donde le observaron en vivo los ojeadores gunners. El mexicano ha demostrado sobre el césped ser el de antes o incluso una versión mejorada.
Aunque fuera del campo sigue escondiéndose, como viene haciéndolo desde que se hartó de ser una simple moneda de cambio. Como en la vuelta copera ante el Valencia, el mexicano evitó la zona mixta. El club no pudo –si acaso lo intentó– convencerlo de que su reaparición bien merecía unas declaraciones en caliente. Moreno también evita hablar a la salida de los entrenamientos en la ciudad deportiva. Y salvo en Navidad, tampoco ha tenido contacto con los aficionados que acuden a Sant Adrià. “Quiero jugar con los mejores, pero mi realidad es el Espanyol”, fue el último titular que ofreció. En diciembre y a la cadena estadounidense ESPN.
No es ningún secreto que la salida de Moreno resulta fundamental para la economía del Espanyol, que este mes de enero debe afrontar un pago con Hacienda de siete millones de euros. Es la cantidad que podría recibir el club por un traspaso, además, que puede resultar obligado, ya que el jugador acaba contrato en junio del año que viene. No venderlo ahora supondría otro quebradero de cabeza para la entidad, que debería empezar a negociar su renovación.
Pero esos siete u ocho millones, si se concretan, no serían limpios para la entidad. La operación puede tener trampa, ya que para poder fichar en su día al mexicano el club pidió un crédito, aún no liquidado, de 2,5 millones con Dani Sánchez Llibre, Ramon Condal, Enrique Beltrán y Germán de la Cruz como avaladores.
Lo que parece seguro es que la marcha del central no afectará a la planificación deportiva del equipo, que ya cuenta con Éric Bailly como su sustituto. El camino de salida de Moreno está más libre que nunca.
El mexicano brilla en el campo y se esconde de la prensa y su agente insiste en que quiere irse