Mecánica, cuántica y otras ciencias
Esta segunda semana la regata ha venido marcada por un fallo mecánico. La vela no deja de ser un deporte mecánico, aunque cuando uno oye ese comentario le parece más adecuado para las carreras de coches o motos.
Y es que el gran favorito de la regata, el Hugo Boss tripulado por el británico Alex Thomson y el alicantino Pepe Ribes, ha desarbolado (rotura del mástil) en el descenso del Atlántico sur. Para más inri, habían dominado la regata prácticamente en su totalidad por velocidad y estrategia, lo que no es en absoluto corriente. Pero, además, la rotura se debió al fallo mecánico de una pieza nueva y revisada cuidadosamente con anterioridad. Pepe hizo hincapié en ello pues ya le falló en la edición 2010-2011. De nuevo la realidad nos demuestra que no tenemos todo bajo control.
Con cuántica me refiero a que los barcos en esta BWR, como en otras regatas de esta magnitud, son como fotones, y cuantos más hay, más luz vemos. Así, Guillermo Altadill, desde el Neutrógena rápidamente envió un mensaje de ánimo a los desafortunados, cambiando el adjetivo de rivales por el más certero de compañeros de fortunas de mar. Cuantos más fotones seamos, más luz para ver en la oscuridad de los océanos inhóspitos. Pero ya que estamos tan técnicos y científicos, veamos qué nos depara el futuro inmediato si la mecánica nos respeta.
La flota, ya algo desperdigada, trata de estrujarse las meninges, ciencia mediante, para dilucidar el estrecho paso desde el oeste para contornear el anticiclón de Santa Helena hasta los fuertes vientos portantes del gran sur. Nos valemos de las previsiones meteorológicas que bajamos una o dos veces al día para ver si anuncian un pasillo favorable. Son programas matemáticos de probabilidad que debemos interpretar cada uno de nosotros. ¿No es esto ciencia?
Y por si fuese poco, la BWR es una regata científica. Aprovecha el recorrido por mares muy poco frecuentados para analizarlos, con dispositivos tan ingeniosos como las balizas oceanográficas, que soltaremos un mismo día todos los barcos cuando lo decida la dirección de regata. También hacemos fotos de la superficie del mar con un pequeño dispositivo móvil para analizar su riqueza en microorganismos. Pero ¿y de nosotros qué estudian? Pues se lo cuento en otro episodio, que tanta ciencia quizás abruma.