La Vanguardia (1ª edición)

El Barça golea (0-4) al Depor

Los blaugrana se transforma­n en un ogro en Riazor con un Messi que deleita

- CARLES RUIPÉREZ A Coruña

El Barcelona de Luis Enrique, con Messi a la cabeza, no quiere ser más un convidado de piedra, ni en la Liga ni en los desplazami­entos, donde ha sufrido tanto desde el principio del curso, y ha decidido convertirs­e en un ogro temible que no deje hierba a su paso. La fiesta se quedó en el campo de Riazor, que es donde debe quedarse. Un hat trick de Leo y un autogol de Sidnei esfumaron las dudas y plasmaron el subidón de un Barça que ha cogido, por fin, la velocidad de crucero. Ahora va en serio. Muy en serio.

Entre la exhibición de A Coruña y el adefesio de San Sebastián hay dos semanas. Catorce días en los que todo se pudo ir al garete pero que, en contra de lo que parecía a las pocas horas de la derrota de Anoeta, ha servido para en- señar al mejor Barça de la temporada. Quizás sea porque, como se vio en Vigo, Roma e incluso en el Mini Estadi, los equipos de Luis Enrique necesitan cierto tiempo para cuajar. O porque el técnico asturiano estaba esperando el momento oportuno para juntar a su equipo de gala, el que él imaginaba en verano, el que los culés pueden empezar a aprenderse de memoria. Porque Luis Enrique, por primera vez tras 29 partidos, dio continuida­d a los once que dieron un golpe de autoridad contra el Atlético y a los barcelonis­tas se les ha puesto rostro de caza. Los reservó en la Copa –ninguno de los titulares jugó ni un minuto en Elx– y no le defraudaro­n con otro señor partido.

La sensación es de que este Barça va en serio. Ahora sí. En el ecuador de la Liga y cuando el asunto se pone exigente, demostró que el reto no le viene grande y está a la altura. Físicament­e, el equipo ha puesto el turbo. No dieron opción al Deportivo, al que le pasó por encima un vendaval como el que una hora antes del partido se arremolina­ba por los aledaños del estadio y se llevaba todas las vallas a su paso.

A los veinte minutos, los Riazor Blues –que ocuparon su zona– pedían más atributos a los ju- gadores locales. ¡Cómo si fuera una cuestión de virilidad! Cuando el Barcelona tiene la intensidad, la presión y el ritmo de ayer, sólo te puede salvar que le falle la efectivida­d. No fue el caso. Ayer, el conjunto blaugrana saltó al césped enchufado y a por todas. Nadie pensó en el Atlético porque tenían la Liga entre ceja y ceja.

Sobre todo, uno. Sobre todo, Messi. Que no para de reclamar su papel de líder. Lo tiene y lo hace valer. Parte de la derecha pero es omnipresen­te. Inicia las jugadas con cambios de orientació­n a la izquierda para Neymar y también las finaliza bien. Y si la jugada no sale en la primera parte, como el córner de estrategia que le sacó Fabricio y que podría haber abierto en el marcador, se espera un poco, la deja para la segunda y la repite con el gol como resultado, esta vez sí.

La primera parte de Leo vale un abono completo en Riazor, donde ya hizo un hat trick en la anterior visita del Barcelona en 2012 (4-5). Esos 45 minutos fueron como una puerta en el tiempo. Una prueba de que sigue siendo capaz de llevar al Barça al infinito. Justo en Finisterra. Como en 2009 y 2011. El primer gol fue un calco del cabezazo con el que cerró la Champions de Roma. No tuvo que saltar por encima de Ferdinand. Pero sí que remató rodeado de cuatro defensas. Con la colaboraci­ón de Rakitic haciendo de Xavi en el Olímpico y po-

ALINEACIÓN DE GALA El técnico dio continuida­d al once del día del Atlético y el Barça atraviesa su mejor fase

COMO EN EL 2009 El primer gol de Leo fue parecido al cabezazo con el que cerró la final de la Champions de Roma

COMO EN EL 2011 La segunda diana del crack recordó al doble sombrero al Arsenal camino de Wembley

niéndole un centro templado. El segundo tanto de Messi, perdón por la comparació­n, recordó al doble sombrero delicado y mágico con el que sorprendió a Sczecsny, el portero del Arsenal, en 2011 camino de la Champions de Wembley. Aquella vez se alió con Iniesta. Ayer, su socio para dejar pasmado al Depor fue Neymar.

Se marcharon el Barça y el argentino al descanso con dos goles en el zurrón y con la sensación de que pudieron ser perfectame­nte tres. Porque ayer no fue el día de Luis Suárez de cara a la portería. Además, el uruguayo eligió mal dos veces que se quedó ante el meta ya que podía asistir a Messi y dejarle el gol hecho a la estrella, que llegaba de cara con todo a favor. Sin embargo, un goleador como él prefirió jugársela por su cuenta pese a estar más forzado. Pero lo dicho. Lo que se quedó Leo con las ganas de hacer en la primera parte, lo hizo después: el tercer gol.

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Con este toque sutil consiguió Lionel Messi su segundo gol en Riazor
Un genio. Con este toque sutil consiguió Lionel Messi su segundo gol en Riazor
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CABALAR / EFE

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