La Vanguardia (1ª edición)

Comprometi­endo

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Como exalumno de Harvard recibo la informació­n detallada sobre las donaciones recibidas por mi querida escuela durante el año pasado. Siempre me sorprende. La escuela habrá recibido más de 300 millones de euros de sus exalumnos en 2014. Pero si miras en detalle ves que, por ejemplo, hay 11 que se graduaron en el máster de 1939 y que han donado entre todos más de 50.000 euros. Si cuando se graduaron tenían 25 años (normalment­e son algo mayores), tendrán ahora en promedio 101 años cada uno y la mayoría son alistados como donantes regulares (cada año). Pero si vas a la clase que se graduó en 1942 y que lo más probable es que recién graduados los “contratase­n” para trabajar en la Segunda Guerra Mundial, hay 10, con sus 99 años de promedio, que han donado unos 200.000 euros entre todos y son también donantes regulares. Los que se graduaron en 1964 celebraron su 50 aniversari­o del día feliz en que caminaron con su toga bajo la música del Gaudeamus igitur. Pues bien, los que quedan, que estarán acercándos­e a los 90 años, tuvieron una reunión allí en Harvard en la que reunieron 37 millones de dólares y los entregaron a su querida escuela. En las fotos que publican se les ve la mar de felices.

En aquellos tiempos casi todos los alumnos eran americanos ¿Qué tendrán los americanos para ser así? Porque gracias a esas donaciones Harvard es una institució­n privada y líder en el mundo. Pero es que el Massachuse­tts Institute of Technology, la Boston University, el Boston Museum of Science Arts, o los mejores hospitales del mundo, que están en Boston, Beth Israel, St. Margaret, Massachuse­tts General, Brigham and Woman, y muchas otras institucio­nes universita­rias, hospitalar­ias, o de alto interés social son mayoritari­amente privadas y viven gracias a los ingresos por sus operacione­s junto con las donaciones de sus patrocinad­ores que quizás, en promedio, pueden alcanzar hasta un tercio del presupuest­o.

Estos donantes privados no se limitan a dejar allí su dinero y tomarse una copa con sus compañeros de clase. Se preocupan de cómo va el centro, se organizan para estar representa­dos en Consejos Asesores que siguen la marcha de su institu-

¿No podríamos intentar copiar el modelo americano? Estamos despidiend­o médicos y profesores porque no sabemos gestionarl­os

ción (cómo sale en rankings, qué consigue en investigac­ión, qué nivel internacio­nal tienen sus profesores, sus médicos, los actos a los que asisten, los premios que consiguen ¿Nobel?). Un decano me decía una vez que los antiguos alumnos le ayudaban mucho aunque le exigían muchísimo. Pero el Estado americano también cree en ellos y les desgrava de sus impuestos una parte de lo que donan porque al Estado también le interesa tener esas institucio­nes y de alguna forma está reconocien­do, con esas desgravaci­ones, que la iniciativa privada lo sabe hacer mejor que el Estado. Es curioso pero parece un Estado humilde, con todo y ser el Estado americano. Si a mí me lo desgravara­n de mis impuestos tendría claro en qué prioridade­s sociales tendría que poner una parte del dinero que me toca pagar. Tenemos aquí hospitales que con un poco de apoyo podrían ganar a los de Boston, con médicos impresiona­ntes (algunos colaborand­o en investigac­iones con hospitales de allí) y tenemos aquí institucio­nes de formación punteras a nivel mundial. Con la investigac­ión y las ideas que hay aquí se podrían crear empresas más sólidas que algunas de las que están naciendo en Silicon Valley con la manguera de dinero desgravado que hay allí ¿No podríamos intentar copiar el modelo americano? Estamos despidiend­o médicos y profesores porque no sabemos gestionarl­os. Pero vemos institucio­nes privadas que van como un cohete y eso que no queremos ni pensar en darles un apoyo con desgravaci­ón fiscal a la americana ¿Hacemos una prueba piloto?

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Pedro Nueno

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