Javier Fernández, en lo más alto
“Me siento como una estrella de rock”, escribía ayer Javier Fernández
Con la medalla de oro que lo acredita como campeón del mundo de patinaje artístico sobre hielo colgada al cuello justo sobre los parches de sus dos patrocinadores –hospital Quirón y Barcelona-Pirineus 2026– que él mismo se encarga de pegar en las chaquetas de chándal de la Federación Española de Deportes de Invierno. Con esa imagen y unas escuetas palabras publicadas en su web agradecía ayer Javier Fernández a sus seguidores por un apoyo tan incondicional como anónimo. “Ahora mismo estoy en una nube y no sé qué escribir. Sólo quiero aprovechar para daros las gracias a todos los que desde mis inicios habéis tenido contacto conmigo y habéis formado parte de mi carrera deportiva de una o de otra forma. ¡Todos estáis incrustados en esta medalla!”, señalaba con una significativa brevedad el locuaz patinador madrileño, de 23 años, en su mensaje.
Con un trabajo silencioso y constante y una extraordinaria fuerza mental, Superjavi volvió a hacer historia el domingo en Shanghai al convertirse en el primer español que gana un campeonato del mundo de su deporte después de haber encadenado dos bronces y de haberse proclamado por tres años consecutivos campeón de Europa. “Me va a costar un tiempo creérmelo. Ganar al campeón olímpico y campeón del mundo era impensable, no sé ni volverá a suceder”, señalaba aún incrédulo de su hazaña. Javi se refería al japonés Yuzuru Hanyu, que además de ser hasta ahora el mejor patinador del mundo es su amigo y compañero de entrenamientos en Toronto bajo la dirección de un mismo técnico, Brian Orsen.
Hasta ahora, había sido él quien felicitaba a Hanyu por sus triunfos. La última vez, en Barcelona, donde el Yuzu se hizo con el oro de la final del Grand Prix –el circuito paralelo a mundiales y campeonatos nacionales y continentales– que acogió por primera vez la ciudad. Fernández, que patinaba en casa, fue segundo pese a una gran remontada en el programa libre. Esta vez, sin embargo, fue el japonés quien tras el concurso se dirigió a él con los ojos llenos de lágrimas para darle la enhorabuena.
“Entrenarte y conocer tanto a tus rivales es muy positivo –señalaba Javier Fernández a La Vanguardia antes de la cita barcelonesa–. No hay sorpresas, los cono- ces, sabes lo que hacen y conoces tus opciones”. Eso fue, precisamente, lo que le dio el título al español. Tras preparar un programa de su mismo nivel para toda la temporada –el mismo que exhibió en Barcelona y que le dio su tercer oro europeo–, el madrileño salió a pista consciente de que Hanyu había fallado en su programa libre dos de sus tres cuádruples. El Fígaro de Javier Fernández también tiene tres, aunque en Barcelona reconvirtió uno de ellos en un triple. Esta vez tenía que jugárselo todo. Falló en uno, pero acertó en los otros dos y su- peró por primera vez en una gran competición al japonés.
“El gran campeón ruso Yevgeni Pliúshchenko me dijo una vez que hay muchos campeones en los entrenamientos, pero pocos en las competiciones, y es ahí donde tienes que demostrar esa fuerza mental que te permite realizar estos saltos”, señalaba el patinador. La misma fuerza con la que el patinador ha llegado a convertirse en campeón del mundo en un país sin tradición ni referentes que dejó a los 17 años.
Ayer, apenas unas horas después de que él mismo recordase a través de las redes sociales los horarios de los programas, Javier no dejaba de mostrar su sorpresa. Más que por su hazaña, por el impacto que, por fin, había tenido. “Me siento como una estrella de rock”, decía en su cuenta de Twitter bajo una imagen con numerosos aficionados en el vestíbulo de su hotel. Como también retuiteaba su histórico triunfo en la prensa española en un fin de semana sin Liga.
CAMBIO DE PAPELES Superjavi siempre había tenido que felicitar a su rival y compañero Hanyu, esta vez fue al revés INCREDULIDAD “Me va a costar un tiempo creérmelo. Ganar al campeón olímpico y mundial era impensable”