La Vanguardia (1ª edición)

El BCE pide otra reforma laboral.

Draghi, que reclamó ayer a España medidas para “reducir la dualidad del mercado laboral”, se llevó un buen susto al irrumpir una joven que le lanzó papeles al grito de: “¡Abajo la dictadura del BCE!”.

- MANUEL ESTAPÉ TOUS

El Banco Central Europeo (BCE) no tiene ninguna intención de reducir o detener su programa de compras de títulos de deuda aunque reconoce que, con la informació­n más reciente, parece evidente que la recuperaci­ón económica se amplía y se refuerza.

En el caso de España, Draghi confirmó que se trata de un país modelo entre los resucitado­s de la crisis. Por ello no dudó en calificar de “incuestion­able” la recuperaci­ón y demostró conocer los datos al recordar que desde finales del 2013 se han creado medio millón de empleos, gracias, según explicó, a la reforma laboral. No obstante, el presidente del BCE quiere más actuacione­s en esta dirección. “Para mejorar las condicione­s para la creación de empleo y reducir la elevada dualidad del mercado laboral se necesitan más medidas”, advirtió. Sorprenden­temente, Draghi no se refirió al déficit público (5,8% del PIB) español, que, con un crecimient­o del 1,5% el año pasado, parece tan estructura­l como el de Francia, que, sin crecer apenas, lo redujo a un 4% del PIB.

En marzo, el BCE compró 60.000 millones en bonos soberanos y títulos de deuda privados, dentro de un programa destinado a aumentar el tamaño de su balance en 1,1 billones de euros en el mes de septiembre del 2016. La expansión cuantitati­va del BCE ha secado los mercados secundario­s de la deuda disparando los precios de la deuda soberana de los países más virtuosos –incluyendo en la burbuja a España– hasta el punto que hoy un tercio de la deuda soberana de la zona euro renta tipos de interés negativos. Esto es, que ya no se paga por endeudarse sino que se paga por prestar, por ahorrar, por invertir.

Se trata de un mundo al revés que trae de cabeza a los tesoreros de muchas empresas y especialme­nte a las compañías de seguros y a los gestores de fondos de pensiones. Y también a una minoría de alemanes mayores de 60 años que cuentan (contaban) con los réditos de sus ahorros para complement­ar sus pensiones públicas. ¿Quién abre hoy en día un depósito a un año? Y si este es el panorama hasta el 2016, ¿no llegará el momento en que el deseo de consumir venza al deseo de ahorrar –y perder capital–?

Ayer, el presidente del BCE, Mario Draghi, fue muy explícito. “Las compras se prolongará­n al menos hasta septiembre del 2016 y, en cualquier caso, hasta que veamos un ajuste sostenido en el ritmo de la inflación que sea consistent­e con nuestro objetivo (...) por debajo pero cerca del 2% a medio plazo”. En marzo, la inflación en la zona euro rebotó pero seguía siendo negativa (-0,1%).

En su sesión de ayer, el BCE mantuvo en el 0,05% el tipo de interés al que presta a los bancos y en

El presidente del BCE dice que la expansión cuantitati­va se alargará al menos hasta septiembre del 2016

el -0,2% el tipo de sus depósitos, donde la banca privada aparca sus excesos de liquidez. Draghi no sólo anunció que este tipo negativo no se ampliará, sino que puntualizó que el BCE no comprará títulos que rindan menos de un -0,2%. El BCE fija así las reglas del juego: barra libre de liquidez para la banca privada (0,05%), 60.000 millones de compras mensuales de deudas soberanas, y un tipo mínimo del 0,2%, y todo hasta septiembre del 2016. Un cuadro que debería animar a más de uno, reforzando así la recuperaci­ón en curso.

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DANIEL ROLAND / AFP
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KAI PFAFFENBAC­H / REUTERS Una joven se subió al estrado gritando “¡Abajo la dictadura del BCE!”; Draghi, asustado por los papeles

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