La Vanguardia (1ª edición)

“Lo reconozco todo”

‘El falso monje shaolin’ admite en la primera sesión de su juicio los asesinatos que cometió

- TERESA RUIZ Bilbao

“Lo reconozco todo”. Así respondió Juan Carlos Aguilar, el llamado falso monje shaolin acusado de asesinar a Yenny Sofía Rebollo y a Maureen Ada Otuya en Bilbao en el 2013, a las preguntas del fiscal en la primera sesión de su juicio, que ayer comenzó en la capital vizcaína. Junto a las de su abogada, fueron las únicas que contestó, puesto que se negó a responder a las tres acusacione­s particular­es presentes en el caso.

Aguilar reconoció los hechos que el fiscal describe en su acusación. Según admite, las mató de manera “súbita, imprevista e inesperada, sin dar posibilida­d alguna de defensa”, pero no con ensañamien­to como intentarán probar algunas de las acusacione­s particular­es a lo largo del juicio. De que el jurado admita o no este extremo dependerá que la pena alcance los 40 o 45 años que piden las acusacione­s.

Juan Carlos Aguilar, de 49 años, mostró también su disposició­n a indemnizar a las familias de las víctimas con su patrimonio, ahora embargado. Su actitud en esta primera sesión del juicio fue serena. Estaba sentado junto a su abogada de oficio y de cara al presidente del tribunal del juzgado, Manuel Ayo, también presidente de la Audiencia de Bizkaia. En muchos momentos permanecía con los ojos cerrados como si, de acuerdo con su falsa imagen de maestro shaolin, meditara.

La vista oral se inició ayer por la mañana en el Palacio de Justi- cia de Bilbao, en medio de una gran presencia mediática y de amigos de las víctimas. Especialme­nte numerosos fueron los de la nigeriana Ada Otuya, que no dudaron en manifestar su desacuerdo con las penas que se piden por considerar­las escasas.

La primera sesión se prolongó durante hora y media. Cuando llegó el turno de preguntar al acusado, este solo contestó al fiscal y a su abogada, Livia González, quien hizo hincapié en la voluntad de su defendido de pagar las indemnizac­iones. A sus preguntas, Aguilar explicó que sabe que ha habido “negociacio­nes con las partes”, pero que no ha sido posible alcanzar un acuerdo, y precisó que desde la cárcel no tiene acceso a sus cuentas bancarias.

Según el relato fiscal, sobre las 3.20 horas del 25 de mayo de 2013, Juan Carlos Aguilar se encontraba en su vehículo, un Mitsubishi, en la calle General Concha de Bilbao, cuando apareció Yenny Rebollo, una ciudadana colombiana de 40 años y con dos hijos. Iba acompañada de un hombre que la estaba importunan­do y, como conocía al falso shaolin, accedió a subirse al vehículo. Acto seguido, ambos se dirigieron al gimnasio de Aguilar. Una vez allí, maniató y agredió a la mujer hasta matarla, sin que se haya podido determinar la causa de la muerte porque descuartiz­ó el cadáver y se deshizo de él tirando algunas partes en bolsas a la ría.

En cuanto a Maureen Ada Otuya, nigeriana de 29 años, el fiscal sostiene que sobre las 6 horas del 2 de junio de 2013, Aguilar contactó con ella en un bar de la calle General Concha de Bilbao y la llevó al gimnasio, donde, después de mantener relaciones sexuales, la inmovilizó, la ató con bridas en brazos y cuello y la golpeó en la cabeza y en el abdomen para finalmente estrangula­rla con una soga. Ada Otuya consiguió zafarse y llegar a la puerta exterior del gimnasio. Aunque no pudo huir porque estaba cerrada, gritó lo suficiente para que una vecina la oyera y llamara a la Ertzaintza, que accedió al gimnasio y detuvo a Aguilar. Ada Otuya ingresó en el hospital en estado de coma y falleció tres días después.

El fiscal José María Morales solicita 20 años por delito de asesinato con alevosía y el pago a los familiares de las víctimas de indemnizac­iones de más de 275.000 euros. En esta primera sesión, subrayó que el acusado reconoció libre y voluntaria­mente

Según admite el detenido, mató a las víctimas de forma “súbita, imprevista e inesperada” Las acusacione­s particular­es de los familiares piden 20 y 25 años de cárcel por dos homicidios

que mató a ambas mujeres. “No dice que está loco”, insistió.

La acusación particular por la familia de Yenny Rebollo, el abogado Jorge García Gasco, solicita también 20 años de cárcel por asesinato con alevosía y, aunque se mostró convencido de que también hubo ensañamien­to, reconoció que no puede probarlo. La acusación de la familia de Ada Otuya, el abogado José Miguel Fernández, eleva su petición de pena a 25 años por asesinato con alevosía y ensañamien­to.

En la misma línea, la acusación particular de la asociación Clara Campoamor pide que se le impongan 20 años de cárcel por el asesinato con alevosía de Yenny Sofía Rebollo y 25 por el de Maureen Ada Otuya con las agravantes de alevosía y ensañamien­to. Su abogada, Maite Iturrate, sostuvo que el arrepentim­iento del acusado “llega mal y tarde”.

La defensa de Juan Carlos Aguilar mantuvo que “desde el primer momento” reconoció los crímenes, como consta en sus declaracio­nes ante la Ertzaintza.

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LUIS TEJIDO / EFE Juan Carlos Aguilar simulaba estar concentran­do mientras el fiscal relataba sus crímenes

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