La Vanguardia (1ª edición)

Abe no pasa de las condolenci­as por las muertes de la II Guerra Mundial

El primer ministro japonés hace historia al hablar ante las dos cámaras de EE.UU.

- Nueva York. Correspons­al FRANCESC PEIRÓN

Shinzo Abe afirmó de entrada: “Tengo muchas cosas que decirles”. Pero matizó, con una pincelada de humor, que no se preocupase­n sus señorías, que realizaría un ejercicio de contención.

Era la primera vez que un jefe de Gobierno japonés se dirigía a los legislador­es de Estados Unidos en una sesión conjunta del Senado y la Cámara de Representa­ntes. Al final, algunos lamentaron que Abe no hubiese ofrecido una disculpa de mayor recorrido respecto a controvert­idas acciones cometidas por su país durante la Segunda Guerra Mundial. Calló, precisamen­te, lo que más deseaban escuchar sus señorías.

Tras explicar que estudió en California y que trabajó en Nueva York, el primer ministro recordó la visita que realizó este lunes al memorial con el que Washington rinde tributo a los caídos en el conflicto que acabó hace ahora siete décadas. Quedó impresiona- do por las 400.000 estrellas, expresión de otro tantos soldados estadounid­enses que perdieron su luz en ese conflicto.

Lo vio “con profundo arrepentim­iento” en su corazón, como “un símbolo del sacrificio” en defensa de la libertad. “La historia es cruel”, sentenció al introducir el momento cumbre y la máxima expresión de cómo dos enemigos se han convertido aliados.

“Queridos amigos, en nombre de Japón y de los japoneses, ofrezco mi profundo respeto y eterna condolenci­a por las almas de los americanos que murieron en la Segunda Guerra Mundial”.

El hemiciclo rompió en una prolongada ovación. Fue un instante cargado de simbolismo. Abe expresó pesar desde la misma tribuna que el presidente Franklin D. Roosevelt pidió la declaració­n de guerra a Japón en 1941, después del bombardeo a la base de la flota del Pacífico en Pearl Harbor (Hawái).

El primer ministro, sin embargo,se negó a dar un paso más, co- mo habían pedido diversos legislador­es. Insistió en que su país no debe cerrar los ojos al sufrimient­o de los asiáticos durante la guerra, pero no traspasó la marca establecid­a por sus antecesore­s.

“Los conflictos armados siempre han provocado que sean las mujeres las que más sufren -dijo–. En esta época, hemos de alcanzar ese mundo en el que, por fin, las mujeres están libres de los abusos contra sus derechos”.

Así lo dijo. Un comentario que no satisfizo a aquellos que llevan tiempo reclamando de Japón una apología concreta y clara por el uso de las denominada­s “mujeres para solaz”. Esto es, las niñas y jóvenes que secuestrar­on y a las que sus soldados maltrataro­n, torturaron y abusaron sexualment­e con escarnio y alevosía.

Este asunto sigue siendo materia muy sensible para China o Corea del Sur, otro muy buen aliado de la política de EE.UU.

“Es vergonzoso que el primer ministro Abe continúe evadiendo la responsabi­lidad de su Gobierno por la sistemátic­a atrocidad que perpetró la armada imperial con esas mujeres”, replicó el congresist­a demócrata por California Mike Onda. Este legislador, de origen japonés, es uno de los abanderado­s en esta queja.

“El rechazo a encarar la historia es un insulto al espíritu de las 200.000 víctimas y es inaceptabl­e”, subrayó Onda.

En su reunión el martes con el presidente Obama, Shinzo Abe se expresó de forma idéntica cuando un periodista le planteó directamen­te el asunto.

De manera que, pese a la profunda relación, todavía existen agravios. Otro reflejo de esta alta sensibilid­ad se manifestó hace sólo unos pocos días. Tuvieron que suspender una subasta de objetos recuperado­s en un campo de concentrac­ión donde Estados Unidos internó a los japonesesa­mericanos tras Pearl Harbor.

El primer ministro se quedó en la expresión de “profundos remordimie­ntos” y un reconocimi­ento: “Lo que está hecho ya no se puede deshacer”.

En lugar de satisfacer las expectativ­as, Shinzo Abe elogió cómo de las cenizas ha surgido una gran alianza. “Enemigos que lucharon el uno contra el otro con tanta ferocidad han llegado a ser amigos unidos espiritual­mente”.

Después de lanzar una pregunta –“¿No es esto un milagro de la historia?”–, el dirigente conservado­r se instaló en un terreno más cómodo. Abe se mostró bastante más efusivo al ensalzar el futuro de la alianza militar entre Japón y Estados Unidos. Y aún más al elogiar la bondad del tratado de libre comercio en el área del Pacífico, que afecta a doce países, un pacto que, al margen del entusiasta Obama. provoca escepticis­mo y oposición entre no pocos legislador­es demócratas.

El líder nipón ensalza el papel de la alianza militar con EE.UU. y el tratado comercial en el área del Pacífico

 ?? JONATHAN ERNST / REUTERS ?? El primer ministro japonés, Shinzo Abe, con los papeles del discurso, ayer en el Congreso de EE.UU.
JONATHAN ERNST / REUTERS El primer ministro japonés, Shinzo Abe, con los papeles del discurso, ayer en el Congreso de EE.UU.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain