El nuevo rey saudí elige un sucesor con lazos muy sólidos con EE.UU.
El monarca Salman rejuvenece la línea sucesoria con su hijo Mohamed
Redacción y agencias La última década no ha sido nada buena para Arabia Saudí, estado ultraconservador y principal exportador de petróleo del mundo. La influencia de Irán en Oriente Medio se ha disparado, al tiempo que el reino de los Saud ha visto deteriorarse su relación con Estados Unidos. A estos problemas hay que añadir una crisis regional sin precedentes y unos problemas sociales, derivados del pulso entre las élites religiosas y las prooccidentales, que se agravan.
El rey Salman, que accedió al trono el pasado mes de enero, es consciente de las dificultades y parece decidido a que Arabia Saudí asuma un liderazgo que hasta ahora ha sido muy discreto. Para ello necesita estabilidad y nada mejor que garantizar la línea su- cesoria. Ayer publicó un decreto que pretende resolver esta cuestión durante varias décadas.
Salman, de 78 años, ha escogido como príncipe heredero a Mohamed Bin Nayef, de 55 años, ministro del Interior, experto en la lucha contra Al Qaeda y el yihadismo y con excelente entrada en Washington.
Después de Bin Nayef, el rey Salman ha colocado a su hijo Mohamed en la línea sucesoria. Mohamed bin Salman tiene 33 años y es el ministro de Defensa. Nadie lo conocía hace apenas cuatro meses pero hoy su rostro está en todos los informativos como responsable de la ofensiva aérea contra los rebeldes hutíes en Yemen.
La campaña aérea pretendía devolver el poder al depuesto presidente Abu Rabo Mansur Hadi. No lo ha conseguido pero sí ha servido a otro objetivo: liderar una coalición militar árabe y dejar muy claro a Al Qaeda y otros grupos armados, además de a Teherán, quién es el nuevo gendarme en Oriente Medio.
Además de rejuvenecer la línea sucesoria y reforzar los lazos con Estados Unidos, el rey Salman ha querido enfatizar que Arabia Saudí abandona la mediación entre bambalinas para asumir un liderazgo explícito. Egipto, único país que podría disputarle el protagonismo, está de acuerdo. El presidente Abdul Fatah al Sisi le debe mucho al reino de los Saud.
Los príncipes Bin Nayef y Bin Salman asumen desde ahora el control de la economía y la seguridad. Si la campaña militar en Yemen ha de servir de referencia, se puede esperar un país muy activo en los asuntos de Oriente Medio. Bin Nayef ha dirigido la política de los saudíes en Siria y ahora deberá contener la influencia de Irán en la zona.
El rey Salman también ha sustituido al ministro de Asuntos Exteriores. El veterano Saud al Faisal, en el cargo desde 1975, deja el puesto al embajador en Washington Adel al Jubeir. Es la primera vez que la diplomacia se entrega a alguien ajeno a la familia real.
La mujer más relevante del Gobierno, Nora al Fayez, viceministra de Educación para las niñas, sale del Gobierno. Se había atrevido a proponer actividades deportivas para las alumnas de los colegios públicos pero ha perdido el pulso con los integristas líderes religiosos.
La modernización de la sociedad es uno de los grandes retos del nuevo monarca. La presión para que las mujeres puedan conducir y tengan más derechos chocan con el conservadurismo religioso de la monarquía. El paro juvenil va en aumento y lo mismo hace el gasto público. Bin Nayef y Bin Salman también deberán resolver estos problemas.
Bin Nayef, nuevo príncipe heredero, es un experto en la lucha contra Al Qaeda y el yihadismo