El campeón de la mina
QSantiago de Chile. Corresponsal ue el Cobresal haya ganado la Liga chilena de fútbol es como si el campeonato español lo conquistara la Ponferradina o el Eibar. El equipo sudamericano se proclamó vencedor el domingo, a una jornada de acabar el torneo, provocando alegría en el desierto de Atacama y en la plaza Italia de Santiago –lugar de celebraciones deportivas en la capital– donde acudieron… unos veinte aficionados. “El calificativo modesto es muy generoso para Cobresal”, decía el domingo un periodista a este cronista cuando trató de definir así a un club que nunca había ganado la Liga y cuyo estadio tiene casi tres veces más capacidad –21.000 espectadores– que habitantes hay –8.000– en El Salvador, localidad situada en medio del desierto y nacida al abrigo de una gran mina de cobre.
De hecho, a El Salvador se lo denomina campamento minero. Ubicado a un millar de kilómetros de Santiago y a 2.300 metros de altitud, junto a los Andes, la mina del mis- atrapados durante 70 días en la mina San José de Copiapó, ubicada a un centenar de kilómetros de El Salvador. “El título de Cobresal es el segundo milagro que me ha tocado vivir”, dijo Lobos a La Segunda.
Además de ganar la Copa de Chile en 1987, el Cobresal quedó en dos ocasiones subcampeón de primera división, lo que le permitió jugar sin pena ni gloria la Copa Libertadores. Ahora el club pedirá a la Conmebol poder disputar el torneo continental en El Cobre, que no está homologado para partidos internacionales. El club ya debió pedir una autorización especial a la federación chilena para jugar en su cancha el decisivo partido del domingo ya que, desde las mortales inundaciones que azotaron la región de Atacama en marzo, se había visto obligado a jugar de prestado en Santiago.
Entrenado por el argentino Dalcio Giovagnoli, Cobresal no tiene figuras relevantes, aunque uno de sus titulares más emblemáticos sea el guardameta Nicolás Peric, que ganó la Liga argentina del 2010 con el Argentinos Juniors. Los aficionados del Cobresal son conocidos también como legionarios o
por haber estado años en primera división –con etapas en segunda–, a pesar de transitar siempre por el final de la tabla.
El equipo minero logró el torneo de Clausura –se disputan dos campeonatos por año– de manera épica. Jugaba en casa contra otro equipo más que modesto, el santiaguino Barnechea, último de la tabla. De improviso, el Barnechea iba ganando (2-1), mientras que el rival para conseguir el título, la Universidad Católica (UC), vencía 3-0 al Iquique. Pero las tornas cambiaron: Iquique y Cobresal remontaron. La UC acabó empatando a tres goles, mientras que los in
lograron ganar (3-2) gracias a un penalty a favor a siete minutos del final.