La Vanguardia (1ª edición)

El campeón de la mina

- ROBERT MUR Desmesura.

QSantiago de Chile. Correspons­al ue el Cobresal haya ganado la Liga chilena de fútbol es como si el campeonato español lo conquistar­a la Ponferradi­na o el Eibar. El equipo sudamerica­no se proclamó vencedor el domingo, a una jornada de acabar el torneo, provocando alegría en el desierto de Atacama y en la plaza Italia de Santiago –lugar de celebracio­nes deportivas en la capital– donde acudieron… unos veinte aficionado­s. “El calificati­vo modesto es muy generoso para Cobresal”, decía el domingo un periodista a este cronista cuando trató de definir así a un club que nunca había ganado la Liga y cuyo estadio tiene casi tres veces más capacidad –21.000 espectador­es– que habitantes hay –8.000– en El Salvador, localidad situada en medio del desierto y nacida al abrigo de una gran mina de cobre.

De hecho, a El Salvador se lo denomina campamento minero. Ubicado a un millar de kilómetros de Santiago y a 2.300 metros de altitud, junto a los Andes, la mina del mis- atrapados durante 70 días en la mina San José de Copiapó, ubicada a un centenar de kilómetros de El Salvador. “El título de Cobresal es el segundo milagro que me ha tocado vivir”, dijo Lobos a La Segunda.

Además de ganar la Copa de Chile en 1987, el Cobresal quedó en dos ocasiones subcampeón de primera división, lo que le permitió jugar sin pena ni gloria la Copa Libertador­es. Ahora el club pedirá a la Conmebol poder disputar el torneo continenta­l en El Cobre, que no está homologado para partidos internacio­nales. El club ya debió pedir una autorizaci­ón especial a la federación chilena para jugar en su cancha el decisivo partido del domingo ya que, desde las mortales inundacion­es que azotaron la región de Atacama en marzo, se había visto obligado a jugar de prestado en Santiago.

Entrenado por el argentino Dalcio Giovagnoli, Cobresal no tiene figuras relevantes, aunque uno de sus titulares más emblemátic­os sea el guardameta Nicolás Peric, que ganó la Liga argentina del 2010 con el Argentinos Juniors. Los aficionado­s del Cobresal son conocidos también como legionario­s o

por haber estado años en primera división –con etapas en segunda–, a pesar de transitar siempre por el final de la tabla.

El equipo minero logró el torneo de Clausura –se disputan dos campeonato­s por año– de manera épica. Jugaba en casa contra otro equipo más que modesto, el santiaguin­o Barnechea, último de la tabla. De improviso, el Barnechea iba ganando (2-1), mientras que el rival para conseguir el título, la Universida­d Católica (UC), vencía 3-0 al Iquique. Pero las tornas cambiaron: Iquique y Cobresal remontaron. La UC acabó empatando a tres goles, mientras que los in

lograron ganar (3-2) gracias a un penalty a favor a siete minutos del final.

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EFE En el estadio del Cobresal –que el domingo celebró su triunfo en la liga– caben más personas que habitantes tiene la ciudad

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