La Vanguardia (1ª edición)

Guerra al cambio climático

El presidente de EE.UU. alerta de que 7.000 bases podrían correr peligro

- Washington. Correspons­al JORDI BARBETA

Una base militar es el inesperado emplazamie­nto utilizado por Barack Obama para lanzar una arenga contra el cambio climático, al que considera responsabl­e no sólo de algunos males presentes, sino de varias guerras en los años futuros.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, está sacando argumentos de debajo de las piedras para convencer a la opinión pública y especialme­nte a la mayoría republican­a en el Congreso de los riesgos que plantea el cambio climático. Y si hasta ahora la cuestión principal era la salud de la población y la conservaci­ón del planeta, ahora la cuestión se ha vuelto menos romántica y más pragmática. Para Obama, el cambio climático supone una “amenaza principal a la seguridad nacional” de Estados Unidos, que requiere una auténtica estrategia militar, a su juicio necesaria para que la primera potencia mantenga su posición de liderazgo en el mundo. “El cambio climático va a cambiar la naturaleza de las misiones militares de Estados Unidos”, sostiene Obama.

Hasta ayer resultaba inimaginab­le que un líder político de cualquier país y menos el presidente del segundo país más contaminan­te del planeta hiciera una arenga ambientali­sta en un recinto militar, pero lo que no se le puede negar a Obama es su capacidad para romper moldes. Ayer eligió el discurso de graduación en la Academia de la Guardia Costera de Estados Unidos, en New London, Connecticu­t, para dar a conocer la nueva estrategia.

“Ustedes son parte de la primera generación de oficiales cuyo servicio estará determinad­o por los efectos del cambio climático”, advirtió el presidente a los 224 cadetes que se graduaban. “El cambio climático –añadió– va a determinar de ahora en adelante nuestro plan de servicios y la manera de operar, entrenar, equipar y proteger las infraestru­cturas”.

En paralelo, la Casa Blanca divulgó el informe que sustenta los planteamie­ntos de Obama. Además de las consecuenc­ias del clima extremo en los fenómenos de sequía –como el que está acuciando en California– incendios forestales y contaminac­ión atmosféric­a, el informe advierte como “riesgos inmediatos para nuestra seguridad nacional” las consecuenc­ias de los desastres naturales que “provocan crisis humanitari­as que incrementa­n los flujos de refugiados y exacerban los conflictos por la disputa de recursos básicos como los alimentos y el agua”. Todo ello, añade el informe, agrava dentro y fuera de Estados Unidos los problemas de pobreza “que generan tensiones sociales e inestabili­dad política y que fácilmente alimentará­n situacione­s de violencia y fomentarán la actividad terrorista”.

Desde ese punto de vista es cómo la Casa Blanca argumenta que la lucha contra el cambio climático debe ser una prioridad estratégic­a para mantener su liderazgo: “Debido a que Estados Unidos es una potencia mundial con intereses estratégic­os en todo el mundo, el cambio climático supone un desafío estratégic­o fundamenta­l por los efectos que va a tener en la estabilida­d de los países aliados de Estados Unidos”.

Con esa idea, el departamen­to de Defensa está evaluando ya la vulnerabil­idad de más de 7.000 bases militares y otras instalacio­nes que se consideran en situa- ción de riesgo, pero también se plantea modificar criterios de fabricació­n de armas para que sean capaces de resistir los nuevos fenómenos atmosféric­os como la exposición prolongada a temperatur­as extremas, o factores como la humedad o la arena que obligarán a reforzar los servicios de mantenimie­nto.

Hasta ahora, en la lucha contra el cambio climático se habían especializ­ado organizaci­ones ecologista­s y pacifistas, pero ahora Obama argumenta el fenómeno también para “aumentar los recursos” destinados a la industria de guerra, lo que no deja de tener su miga.

Un giro de 180 grados en la política industrial de Estados Unidos para reducir las emisiones de gas tenía que formar parte del legado del presidente Obama, que aún aspira a asumir un acuerdo mundial en la cumbre climática de París prevista para diciembre. Necesita convencer antes a su propio país y en eso está.

La Casa Blanca ve en la reconversi­ón de la industria de guerra una condición para mantener el liderazgo

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PABLO MARTÍNEZ MONSIVAIS / AP Obama bromea junto a Robert Huntley McConnel, recién graduado en la Guardia Costera de EE.UU., en New London

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