La Vanguardia (1ª edición)

Licenciado y sin techo

El perfil de los sintecho ha cambiado con la crisis: jóvenes e inmigrante­s

- CELESTE LÓPEZ Madrid

Un 14% de las personas que no tienen un hogar donde vivir han cursado estudios universita­rios, una imagen muy alejada de aquellas que ciertos políticos venden con fines espurios.

Están ahí. Los vemos a diario, pero sin mirarlos. Advertimos su presencia pero sólo si nos incomodan. Son los sinhogar o sintecho, las personas más excluidas de la sociedad, ciudadanos de segunda, tercera o cuarta categoría, sin derechos reales, a los que pocos, muy pocos, hacen caso y a los que algunos políticos, como Esperanza Aguirre, se refieren de manera despectiva, porque su presencia en la calle es un lastre, dice la candidata a la alcaldía de Madrid, para el turismo. Pero sabe Aguirre que el 14% de las personas que pernoctan en las calles, en los cajeros o en los parques tienen estudios universita­rios, o que el 24% realiza algún trabajo aunque sólo un 6% tiene un contrato regular. Datos que desmontan muchos de los mitos y estigmas que sobre este colectivo persisten y que poco tiene que ver con el imaginario popular.

Aunque no existen datos actualizad­os ni exactos sobre cuántas personas están sin hogar, los expertos, entre ellos Pedro José Cabrera y Rosario Sánchez Morales, estiman que el número ronda las 25.000 personas (atendidas en centros de acogida), de las que entre 6.000 y 10.000 viven literalmen­te en la calle. Pero la cifra puede alcanzar los 40.000, como señalan desde la Fundación Rais, ya que hay muchos que no acuden a estos centros.

Su presencia se ha multiplica­do en las calles de la ciudad durante la crisis económica, cambiando claramente su perfil. Frente a la imagen tradiciona­l de los sintecho –un hombre de edad avanzada, soltero, con problemas de al- coholismo y de origen autóctono, según corroboran numerosos informes–, entre los nuevos perfiles de personas sin hogar hay una mayor presencia de mujeres, jóvenes e inmigrante­s, además de algunas familias, especialme­nte monoparent­ales. Aunque hay que dejar claro que no hay niños en la calle porque el sistema social vigila estrecha-

El 24% de los que viven en la calle tiene un trabajo, aunque sólo el 6% dispone de contrato El porcentaje de ciudadanos con estudios superiores en los albergues supera el 27%

mente que esto no ocurra.

Pero uno de los aspectos que más llaman la atención, porque rompe por completo el estigma que sobre los sintecho pervive en España, es que son personas con formación. Según el último recuento realizado en Madrid el pasado mes de diciembre, en el que participar­on Cabrera (Universida­d de Comillas), Sánchez (Uned) y Manuel Muñoz (Complutens­e), los voluntario­s detectaron 1.905 personas sin hogar, de las que 764 dormían al raso y el resto (1.141) pasaban la noche en la red de albergues municipale­s o en centros. De los que vivían en la calle, el 13,7% tenía estudios superiores o universita­rios, porcentaje que ascendía al 27% en el caso de los que iban a los albergues. Además, el 27% de los que pernoctan en plazas, jardines o cajeros automático­s tenía estudios secundario­s, diez puntos menos de los que duermen en la red de acogida. Personas con estudios que por múltiples factores se han encontrado sin un hogar.

La causa prioritari­a de encontrars­e en la calle, según los datos de este informe, es la pérdida del trabajo, elemento fundamenta­l de integració­n en las sociedades avanzadas. De ahí, a la pérdida del hogar interviene­n muchos otros factores, como falta de un red familiar, problemas con el alcohol, desahucios, separacion­es...

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