...Mas insinúa que puede irse

No es la primera vez que Artur Mas pone fecha a su despedida de la primera línea política. Lo ha hecho en un par de ocasiones, en las que ha presentado su renuncia como colofón al proceso soberanista, es decir, como el epílogo de un logro histórico. Ayer, vinculó una retirada a un mal resultado en las elecciones catalanas.

¿Qué puede considerarse un mal resultado? Aquí es donde entran en juego todo tipo de especulaciones. Para unos, sería perder las elecciones, es decir, quedar por detrás de ERC. Para otros, sería bajar de los 40 diputados (ahora tiene 50). Y hay quienes hacen otros cálculos y consideran que sólo si las fuerzas independentistas (CDC, ERC y CUP) no alcanzan la mitad más uno de los escaños del Parlament estaría justificado que el president tirase la toalla.

Claro que la lectura que cuenta es la que haga el president. Hasta ahora, pese a difundir el mensaje de un escaso apego al poder, Mas ha continuado al frente sin dar signos, por ejemplo, de querer disponer de un delfín. Mas tiene difícil dejar la nave a Ítaca en plena travesía sin ser acusado de abandonar en el momento crítico, pero también es complicado justificar la continuidad con un resultado adverso (mirarse en el espejo británico para unas cosas y no para otras es feo). Así que es posible que Mas insinúe que puede dejarlo todo si le van mal las elecciones para conseguir, justamente, que le vayan bien.