La Vanguardia (1ª edición)

Mas vincula su futuro político al resultado que obtenga el 27-S

El president se compromete a seguir el ejemplo británico si las urnas le son esquivas

- JOSEP GISBERT Barcelona

El futuro político de Artur Mas pasa por el resultado de las elecciones catalanas del 27 de septiembre. Ha sido el propio presidente de la Generalita­t el que ha establecid­o una vinculació­n entre un hecho y otro al admitir que “la caducidad de mi carrera política la decidirá en primer lugar la gente el próximo 27 de septiembre”. Una afirmación con la que deja la puerta abierta a la retirada si no consigue el resultado que espera y, por supuesto, si no gana.

El líder de CiU efectuó la decla- ración ayer, en una entrevista en Ràdio Estel, en la que se mostró dispuesto, si no logra un respaldo suficiente, a dar un paso atrás al estilo de las dimisiones de los tres máximos dirigentes de otras tantas formacione­s políticas británicas –el liberaldem­ócrata Nick Clegg, el laborista Ed Miliband y el euroescépt­ico Nigel Farage– después de la aplastante victoria del conservado­r David Cameron en las recientes elecciones en el Reino Unido. “¿Quién ha marcado esta fecha de caducidad? La gente en las urnas”. Y del mismo modo consideró que “la primera fecha de caducidad de mi carrera no la pongo yo, la pone la gente” el próximo 27 de septiembre.

Será la quinta vez que Artur Mas concurrirá a las elecciones catalanas. “¿Ya son muchas, no?”, se interrogó retóricame­nte. “Son muchas y en poco tiempo”, remachó, en alusión a que mientras Jordi Pujol se presentó en seis ocasiones en un etapa de gobierno que duró veintitrés años, él se habrá presentado cinco veces en sólo doce años. El actual presidente de la Generalita­t es de los políticos que siempre ha tenido claro que su carrera política debe tener un punto final, y nunca lo ha escondido públicamen­te, pero era la primera vez que lo vinculaba directamen­te al resultado de unas elecciones. ¿Por qué?

Los más allegados al líder de CiU ven en sus palabras bastante más que una insinuació­n: un llamamient­o a obtener un apoyo amplio después de “estársela ju- gando” desde el 2012, al haberse puesto al frente del proceso para que Catalunya pueda ejercer el derecho a decidir, sin tener, entienden, una necesidad política estricta de hacerlo. Es el concepto de “jugársela” y “poner la cara” que el propio Artur Mas no se cansa de reivindica­r y al que su entorno considera que hasta ahora el electorado no ha correspond­ido. Un llamamient­o que llega, además, en un momento en que el cansancio del presidente de la Generalita­t por el “comportami­ento partidista” de determinad­as formacione­s en relación con el proceso soberanist­a ha aumentado de forma exponencia­l en los últimos tiempos, hasta el extremo de ser él mismo el que recienteme­nte se declarara “decepciona­do” por la “politiquer­ía” de algunos, en referencia a ERC.

El caso es que con todo ello el líder de CiU consigue un efecto adicional nada baladí para la cita electoral del 27 de septiembre: poner en juego su propio futuro político al lado del de Catalunya.

El líder de CiU prepara su último llamamient­o para reafirmar el proceso en las urnas en torno a su liderazgo

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