Éxito exportador
LAS exportaciones fueron claves para sacar a la economía de la recesión y, ahora, son igualmente fundamentales para afianzar la recuperación, para la creación de empleo y, asimismo, para mantener el superávit de la balanza de pagos por cuenta corriente. Los datos de las ventas al extranjero durante el primer trimestre, y especialmente el mes de marzo, confirman el excelente comportamiento del comercio exterior, debido a las importantes mejoras de competitividad logradas en las empresas y, sobre todo, al intenso impulso derivado de la drástica depreciación del euro.
El gran riesgo de la nueva etapa de recuperación de la economía española era que el aumento de la demanda interna (consumo e inversión) provocase, como había sucedido en otras ocasiones, el desinterés de las empresas por mantener la presencia lograda en los mercados exteriores durante los años de crisis para poder sobrevivir. Si se hubiera producido ese debilitamiento de las exportaciones, unido al incremento de las importaciones derivado de la mayor demanda interna, el consiguiente desequilibro de la balanza por cuenta corriente –con el correspondiente aumento del ya elevado endeudamiento exterior– hubiera supuesto un riesgo de asfixia para el incipiente proceso de recuperación. Así había sucedido en otras etapas de la historia económica española. Afortunadamente, en esta ocasión no es así.
En el primer trimestre del año el déficit comercial se ha reducido un 15%, gracias al impulso récord de las exportaciones, que crecen a doble ritmo que las importaciones. Así, las ventas al exterior han subido el 4,4%, mientras que las compras lo han hecho el 2,5%, en par- te gracias al abaratamiento de las importaciones de petróleo y derivados.
El mes de marzo, en concreto, ha sido espectacular para las exportaciones españolas –el mejor de la historia– con un incremento del 12,5% respecto al mismo mes del año anterior. Los sectores más dinámicos han sido los bienes de equipo, gracias a las ventas de la industria aeronáutica, seguidos del automóvil –el otro gran protagonista– y de la alimentación.
Hay que destacar especialmente que Catalunya se consolida, después de la crisis, como la comunidad autónoma más exportadora. Más de la cuarta parte de las ventas al exterior efectuadas por España en ese periodo han sido realizadas por empresas catalanas, tanto grandes como medianas, lo que confirma su gran dinamismo y competitividad.
De los datos de comercio exterior del primer trimestre se constata que España hace crecer sus exportaciones en porcentajes mayores que los de otros países de la zona euro. Este hecho demuestra que en la competitividad española, además de la depreciación del euro, influyen la mejora de la productividad por hora trabajada, gracias a la reducción de los costes salariales, y la calidad de los productos.
Para la economía española es clave, a partir de ahora, mantener y desarrollar todo su potencial exportador, que aún es mucho, por la vía de reforzar la promoción en los mercados exteriores y aumentar el valor tecnológico añadido de sus producciones sobre la base de mayor inversión en investigación, innovación y diseño. Este es un objetivo estratégico que compete globalmente a la Administración, empresas, universidades y centros tecnológicos y científicos principalmente.