Defensa zanja el caso Zaida con una baja permanente y 2.560 euros al mes
El ministerio reconoce “incapacidad psicofísica” a la militar acosada sexualmente
El Ministerio de Defensa ha aceptado de buen grado la solicitud de baja permanente con derecho a pensión máxima cursada hace unos meses por la comandante Zaida Cantera: la militar a quien el teniente coronel Lezcano acosó sexualmente entre abril de 2008 y junio de 2009, tal y como quedaría acreditado en la sentencia que en 2012 lo condenó a dos años y 10 meses de prisión. El motivo alegado en la petición y confirmado por el correspondiente tribunal médico es que, como consecuencia indirecta de aquellos sucesos y por efecto del acoso laboral que ella dijo haber padecido a posteriori, Cantera no reúne las condiciones “psicofísicas” necesarias para el desempeño de su trabajo en el Ejército.
A falta sólo de sendos informes de la asesoría jurídica y de la dirección general de Personal del Ministerio, cuyo sentido positivo se da por seguro en ambos casos, la decisión de aceptar la baja definitiva de la comandante Cantera pone fin a un episodio especialmente desagradable para todas las partes, aunque obviamente desde posiciones y de maneras muy distintas. Porque además de suponer la experiencia más dolorosa para Cantera en toda su vida profesional y tal vez en la personal, el caso ha marcado la carrera política del ministro Pedro Morenés y ha sembrado oscuras sombras sobre las actitudes más que machistas de algunos mandos militares.
Cantera se irá a casa con una pensión de 2.560 euros brutos al mes. Y aunque nadie le discute directamente el derecho a percibir ese retiro como consecuencia de un procedimiento sobre incapacidad laboral similar al que opera en la vida civil, en algunos medios del ejército y del ministerio apenas se disimulaba ayer un cierto malestar por la concesión de la baja en tales condiciones, atribuida por algunos a una decisión política para quitarse de encima un problema y un motivo de incomodidad y tensiones.
En la cúpula política del departamento, el asunto se ha vivido como una especie de maldición. Primero, porque los hechos ocurrieron en la etapa anterior pero perjudicaron al actual equipo. Y es que fue durante el mandato de la ministra Carme Chacón cuando, en 2011, el teniente coronel acosador fue ascendido a coronel cuatro meses después de haber sido procesado; y, sin embargo, la condena se impuso a Lezcano en marzo de 2012, cuando Pe-
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