La Vanguardia (1ª edición)

El mito nunca caminará solo

- MIGUEL LOIS Steven Gerrard,

Hay días que tienen que llegar, pero nunca quieres que lleguen. No imaginas cómo serán. El estómago se retuerce sólo al pensarlo. El corazón se para por momentos. George Sephton, el speaker de Anfield desde 1970, fue el encargado de dirigir este sábado una fecha que ningún aficionado red marcaba en su calendario. Y lo hizo con una selección musical cuidadosa para despedir a una leyenda: Simply the best, de Tina Turner; Heroes, de Bowie; Nothing lasts forever, de Echo and The Bunnymen, y The end of the world as we know it, la banda REM.

El sol brillaba en Anfield y bajo un mosaico increíble Steven Gerrard (Huyton, 1980) saltó por última vez al césped que le ha visto crecer y triunfar acompañado por sus tres hijas, dio una vuelta de honor y se paró, ensimismad­o, ante el You’ll never walk alone que le cantó la tribuna The Kop. El dorsal 8 (aunque debutó con el 28 y vistió también el 17) tuvo que contenerse para no derramar

de lágrimas y agradecer todo el cariño. “He jugado en prácticame­nte todos los campos de Europa y os lo aseguro, sois la mejor afición del mundo. Os echaré de menos”.

Gerrard dijo adiós al club de sus amores con mal sabor de boca tras perder ante el Crystal Palace (1-3), pero con el homenaje y el reconocimi­ento de una afición entregada a su ídolo desde aquel 29 de noviembre de 1998, cuando debutó ante el Blackburn Rovers. “El día que debuté cumplí mi sueño, nunca lo voy a olvidar. Todo lo que ha venido después ha sido un premio añadido que he disfrutado muchísimo”, confesó.

Stevie, ese chaval humilde del barrio de Huyton (en el sur de Merseyside, un condado del Reino Unido), encarnó el espíritu de una ciudad tradiciona­lmente marginada y de clase trabajador­a en su faceta de obrero sacrificad­o sobre el terreno de juego. “Con Steven consigues compromiso, pasión, un líder y un jugador con poder, talento y una técnica excelente para pasar el balón, cabecear y disparar. Es uno de los mejores jugadores con los que he trabajado”, admitía Rafa Benítez (entrenador del club inglés desde 2004 hasta 2010).

Un futbolista que causó respeto y admiración tanto a aficionado­s como rivales y detractore­s. Un líder, un profesiona­l absoluto, un llegador desde atrás nato con un instinto del gol poco habitual en los centrocamp­istas. Un compañero que tira del carro para sacar todo a flote. “Gerrard es algo más que un capitán, una persona única y maravillos­a”, dijo Fernando Torres en 2009.

Tras 709 partidos, 185 goles y 10 títulos (dos Capital One, dos FA Cup, una Community Shield, una Carling Cup, una Champions League, dos Supercopas de Europa y una Europa League) se acaba su ciclo. Para

Llegó siendo alevín y se irá con 35 años, más de 700 partidos y 10 títulos en su palmarés Gerrard se retirará sin ganar la Premier League a pesar de estar muy cerca en 2002, 2009 y 2014

el recuerdo aquella memorable remontada ante el Milan en la Champions League de 2005 (perdían 3-0 al descanso, empataron para forzar la prórroga y ganaron en los penaltis). La única mancha, con la que sus detractore­s se refocilan, es la Premier League que le falta en el palmarés. Estuvo cerca de lograrla en 2002, 2009 y el año pasado, cuando un resbalón suyo a falta de dos jornadas final propiciaba un gol del Chelsea que servía el titulo en bandeja al Manchester City. También hay algunos que le achacan su fracaso como líder de la selección inglesa, con la que jamás ha pasado de cuartos de final en el Mundial (2006, 2010 y 2014) ni en la Eurocopa (2004, 2008 y 2012).

Elegancia. Clase. Sacrificio. Sentir los colores. Gerrard fue eso y mucho más en Liverpool. No son muchos los que han dado todo su amor por unos colores, desestiman­do las ofertas multimillo­narias de los (petro) dólares y desarrolla­ndo toda su carrera en el club de su vida, fueran bien o mal las cosas. Maldini en el Milan, Puyol y Xavi en el Barcelona, Scholes y Giggs en el Manchester United o Totti en la Roma son otros ejemplos de leyendas que forman parte de la historia del fútbol moderno.

A pesar de que durante muchos años el Liverpool perdió su gen ganador, entró en una inercia perdedora y a pesar de recibir ofertas tentadoras encima de la mesa, Captain fantastic, como se le conoce, resistió con un estoicismo arcaico. “Nunca dudé en terminar mi carrera aquí. Siempre he sido feliz y quise hacer grande a este club hasta el último instante”, afirmó.

Anfield pierde un trozo de su alma. Su héroe del fútbol moderno se marcha a Los Ángeles para jugar en los Galaxy. Pero el mito se queda. Y nunca caminará solo.

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PHIL NOBLE / REUTERS junto a sus tres hijas, el pasado sábado en el estadio de Anfield, que le brindó un emotivo homenaje en su despedida

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