Vila pide el traspaso de Rodalies
VIENE DE LA PÁGINA ANTERIOR una vez más el traspaso total de las competencias del servicio de Rodalies. “Todo el sistema de Rodalies es un desastre –dijo el conseller–. El Estado no está atendiendo la prestación del servicio en Catalunya. Durante demasiados años nos han maltratado muchísimo. Ahora ven que esto les colapsa. Y también ven que la opinión pública y el Govern están diciendo basta. Aquí la administración tiene que ser contundente. O se presta correctamente el servicio o se sanciona a esta compañía y si conviene se rescinde el contrato. La gestión integral de Rodalies por parte de la Generalitat garantizaría un servicio de excelencia, como el de FGC o el Metro ”. Y después Vila empleó términos como inadmisible, negligencia, deficiencia...
Adif, responsable de la infraestructura, anunció la apertura de un expediente a Schneider, la empresa suministradora de los servicios informáticos del centro de control. Felix Martín, el director de Rodalies de Renfe, que es quien opera el servicio, reclamó que fallos como el de ayer no se vuelvan a suceder, y pidió disculpas a la gente un montón de veces. Y a lo largo de la mañana, antes de que se recuperara la normalidad, no fueron pocos los candidatos a la alcaldía de Barcelona que aprove- charon la circunstancia para incorporar el tema a la campaña electoral.
Entre tanto crecía la indignación entre los usuarios de Rodalies. Todo el mundo llegaba tarde a algún sitio. Nadie sabía cuándo se reestablecería el servicio, cuándo llegaría su tren, cuándo podrían atender sus obligaciones... El regreso a la normalidad duró buena parte de la mañana. Los pasajeros siquiera sabían si el convoy que veían llegar era el suyo o el de otro. El problema era que la gente atravesaba la estación de Sants camino de sus andenes habituales pensando en sus cosas, sin percatarse de que algunos paneles informativos indicaban que los paneles informativos no funcionaban. Luego, en su andén habitual, tardaban un rato en darse cuenta de que todos los trenes que se anunciaban en verdad ya habían salido hace mucho tiempo.
Para saber adónde se dirigían los trenes que abrían sus puertas frente a ellos tenían que entrar en los vagones y mirar los leds colorados allí instalados. El problema es que en la mayor parte de los vagones estas luces sólo indican la estación de destino final y la próxima parada, y no todos los usuarios del servicio de Rodalies tienen un conocimiento exacto del mapa ferroviario catalán. Todos estos detalles contribuían a encender los ánimos de la gente, a alimentar su creciente indignación. Además, según explicaban los ciudadanos, los revisores de Renfe les decían que estuvieran atentos a la megafonía, pero lo cierto fue que la megafonía apenas se hacía notar, y cuando rompió su silencio lo hizo para decir a la gente que no hiciera caso de los paneles informativos, que estaban averiados. Cada vez que la megafonía de la estación de Sants emitía este mensaje la gente se enfadaba aún más.
Y de repente dos mujeres subidas a un convoy le gritan a un hombre en el andén “es este, ven,
Más de 300 personas tuvieron que salir por los túneles de las líneas 9 y 10 Doscientos pasajeros procedentes de Marsella, atrapados en el acceso a Sants