El EI golpea por primera vez en una mezquita de Arabia Saudí
El atentado provoca más de veinte muertos en un templo de la minoría chií
El Estado Islámico cometió ayer un sangriento atentado suicida, esta vez en Arabia Saudí, en una mezquita de la minoría chií. Mientras, sigue su expansión por Iraq, Siria y Líbano.
El Estado Islámico ha reivindicado por primera vez un atentado suicida perpetrado contra una mezquita de la minoría chií en el reino de Arabia Saudí, en el que ayer murieron más de veinte feligreses y setenta quedaron heridos.
En su comunicado declara que “los soldados del Califato en la provincia de Nayef son responsables del ataque efectuado por un suicida que hizo estallar su cinturón de explosivos”. También publicó una fotografía con su nombre. Horas antes se había atribuido otro atentado a otra mezquita del Yemen.
La expansión de los ataques del Estado Islámico es espectacular. En los últimos días ya ha conquistado la ciudad iraquí de Ramadi y las impresionantes ruinas romanas de Palmira, en Siria, patrimonio de la humanidad ahora en peligro.
Fue el pasado verano cuando el Estado Islámico empezó su arrolladora ofensiva militar en Iraq con la autoproclamación de Abu Bakr al Bagdadi como califa de un estado que aspira a establecerse sobre todos los países del Levante: Iraq, Siria y Líbano.
La fitna o guerra fratricida entre suníes y chiíes ha alcanzado ahora a las monarquías petroleras del Golfo, en las que, a excepción de diminuto archipiélago de Bahrein, próximo a la provincia del este saudí, constituyen una minoría.
En la coalición dirigida por Estados Unidos contra las bases del Estado Islámico en Iraq y en Siria participan Arabia Saudí, Qatar y los Emiratos Árabes Uni- dos. El Estado Islámico ha proclamado su adhesión al wahabismo, doctrina fundamentalista musulmana pilar del reino de los saudíes, gran aliado y protegido de Washington.
El pasado invierno, Al Bagdadi difundió un vídeo en el que incitaba a sus partidarios saudíes a atacar objetivos chiíes. Más de dos mil voluntarios saudíes se unieron a su organización terrorista, y algunos centenares han vuelto al reino en los últimos meses. Para protegerse, el Gobierno de Riad ha lanzado una gran operación de seguridad, en que ha detenido a centenares de terroristas. Ha acontecido ahora con los fanáticos del Estado Islámico lo que ocurrió durante el apogeo de Al Qaeda, cuando miles de sus combatientes regresaron a Arabia Saudí tras la guerra contra la ocupación soviética atea de Afganistán.
Después de los espejismo de las primaveras árabes, fueron las organizaciones islámicas de di-
Es el primer ataque suicida que el Estado Islámico reivindica en el reino wahabí
versas tendencias las que acapararon el poder. Al final de este complejo fenómeno político y social de enfrentamientos entre regímenes militares y movimientos de aspiraciones democráticas, apareció una realidad evidente, especialmente en países de composición confesional y étnica diversa como Iraq o Siria. El siempre temido conflicto latente entre suníes y chiíes. Queramos o no, esta es ahora la alarmante situación que sufren los pueblos del Oriente Medio.
Una monarquía tan absoluta como la saudí es responsable de la extensión por el mundo árabe del radicalismo islámico financiando sus mezquitas, asociaciones benéficas, empresas culturales y periodísticas. No es fácil, después, apaciguar los ardores provocados por los más exaltados. Y, al final, la Casa de los Saud ha quedado expuesta a los peligros de este tiempo de desintegración de los estados árabes.
La organización terrorista Al Qaeda nació de su entrañas hasta que desafió a su poder con ataques y atentados. Arabia Saudí vuelve ahora a sufrir en la tan delicada cuestión de su minoría chií la acometida del Estado Islámico en la plenitud de su fuerza, que Estados Unidos quiere ignorar.
Con el vecino Yemen reventado, donde Riad arma y
¿Cuál es el objetivo de este atentado, la mezquita chií o el palacio real saudí? El impacto del EI en la juventud saudí es evidente a través de las redes sociales
financia a los suníes que combaten a los chiíes apoyados por Irán, los saudíes no pueden escapar al caos sembrado en esta región.
En Iraq, el Estado Islámico recibe cada vez más adhesiones de los musulmanes suníes, enfrentados a la mayoría chií. En Riad hay gente que quiere desestabilizar la vieja oligarquía, que trata con el rejuvenecimiento de algunos cargos emprender una necesaria transición.
¿Cuál es el verdadero objetivo de este atentado, la mezquita chií o el palacio real? El reino es vasto, habitado por una juventud inquieta, con un declive de la producción petrolífera que afecta a las condiciones de vida de sus habitantes, con una minoría chií discriminada. El impacto de la propaganda del Estado Islámico es evidente en la juventud saudí a través de las redes sociales. El reino no puede vivir aislado de un mundo árabe cada vez más turbulento.