Chivatos en el laberinto yihadista
La exitosa operación antiterrorista de Sabadell provoca la mayor crisis de confianza de la historia entre Mossos y Policía
LMadrid / Barcelona a operación Caronte, en la que la policía autonómica desmanteló una célula yihadista que preparaba atentados en Catalunya, ha provocado la mayor crisis de confianza de la historia entre los Mossos d’Esquadra y la Policía Nacional, como demuestran los informes y diligencias confidenciales del caso a los que ha tenido acceso La Vanguardia. Se trata de documentos que permiten la reconstrucción del laberinto que supone una investigación antiterrorista con varios cuerpos implicados, procedimientos yuxtapuestos, infiltrados y confidentes.
Pese al éxito policial, que todas las partes reconocen, ha habido denuncias de un cuerpo contra otro en los tribunales, lo que además ha provocado una agria pugna política entre el Ministerio del Interior y la Generalitat que tardará en cicatrizar. La compleja operación Caronte se saldó con más de una dece-
Una llamada del extranjero provocó que la Policía Nacional se mezclara en el asunto
na de detenciones en sus dos fases, la registrada en diciembre de 2014 en Bulgaria y la de abril de este año en varios puntos de Catalunya.
La Audiencia Nacional se negó esta semana a reabrir la investigación en la que los Mossos acusaban a dos miembros de la Policía Nacional “de revelación de secreto y de colaboración con organización terrorista”, según se lee en la primera página de las diligencias de ampliación de denuncia que la policía autonómica aportó el 18 de abril al juzgado central de instrucción número 1. Fuentes de las seguridad del Estado y de la judicatura dicen no recordar un enfrentamiento judicial entre cuerpos policiales como el de este procedimiento.
Según los documentos a que ha tenido este diario, la investigación sobre la célula yihadista la inician en paralelo los Mossos d’Esquadra y el CNI en la primavera del año pasado, cada uno por su cuenta, aunque muy pronto confluirían. La reconstrucción periodística de lo sucedido choca con la necesidad de preservar la integridad de los protagonistas y de otras investigaciones actualmente en curso. Por ello este diario camufla las identidades de los confidentes aludidos.
La aparición de la Policía Nacional en escena se produce cinco meses después del inicio de la investigación cuando un ciudadano de origen magrebí, K. H., se presenta por sorpresa en una comisaría de ese mismo cuerpo y asegura que tiene información sobre una célula yihadista en Terrassa y que es informador del Centro Nacional de Inteligencia. Justifica su comportamiento en que “tuvo sospechas de que le pudieran estar siguiendo y se asustó [...] y que quería compartirlo por si le sucedía algo”, según reza en los informes del caso. entre los Mossos y la Policía NacioEste informador entrega en ese nal se produce el 3 de noviembre momento información acerca de cuando llega a la Jefatura Superior reuniones de extremistas, estratede Policía de Catalunya una nota de gias de captación, una nota manussus servicios de información en el crita con anotaciones para cometer Maresme. En ella se comunica que atentados y grabaciones. La Policía un colaborador policial que reside Nacional desplaza hasta Terrassa en una capital europea ha recibido los efectivos y enseguida se topa una llamada desde los alrededores con los Mossos, que ya estaban allí. de Barcelona en la que un amigo Esa coincidencia provoca una reusuyo le ha manifestado su preocunión al más alto nivel el pasado 23 pación porque “en la mezquita de de octubre. En ella, la policía autoTerrassa un individuo llamado nómica confirma que K. H. es efecTaufik se encarga de la captación tivamente un colaborador de los Mossos y del CNI, y que el asunto esta judicializado. La Policía Nacional se aparta del caso, pero no de otras operaciones que ya tiene en marcha en la misma zona, extremo que resulta clave para comprender lo sucedido semanas después.
El detonante del desencuentro de jóvenes” para unirse a la yihad de forma “inminente”.
La persona citada por el confidente en el extranjero resulta ser muy conocida por los agentes de Información de la Policía Nacional, lo que les anima a ir verle directamente pero sin revelar la existencia de la llamada que motiva su visita. Según fuentes policiales, los dos inspectores hacen ver que saben “todo lo que está pasando” con intención de obtener la mayor información posible de su interlocutor. El 6 de noviembre se realiza el primer contacto con este musulmán, que es muy popular por su actitud pacifista y su locuacidad. En este punto se abren dos versiones. Los Mossos aseguran que pese a reconocer los inspectores que el informador hablaba de la misma célula que había provocado la reunión del 23 de octubre, deciden continuar, “poniendo en riesgo la operación”. En cambio, desde la Policía Nacional se afirma que desconocían esa vinculación y que no podían desatender esa información tan urgente en un momento en el que “tenían en curso otras importantes operaciones en Terrassa”.
El musulmán moderado se acerca a Terrassa porque los inspectores le piden que amplíe datos sobre esos jóvenes que dice que se están radicalizando. Se reúne con los que resultarían ser los miembros de la célula entre el 6 y el 11 de noviembre, que es la fecha del segundo encuentro entre él y los inspectores. Sobre lo que habla con los yihadistas hay dos versiones, aunque para la Fiscalía y el juzgado en ninguna de ellas se cometió delito alguno. Para los Mossos d’Esquadra, las conversaciones entre este informador, los inspectores y los yihadistas desembocan en una revelación de secreto y un caso de colaboración con organización terrorista que alerta a los extremistas. La Policía Nacional niega haber hablado jamás de los Mossos con el informante del Maresme y afirma que no pueden hacerse responsables de lo que éste le dijera a la célula fundamentalista sobre la actividad policial.
La respuesta de los Mossos a esa situación fue poner una denuncia en la Audiencia Nacional. Para la Policía, se rompió una regla internacional no escrita por la que este tipo de interferencias se solucionan en los despachos. El caso no prosperó y se archivó. Pese a ello, la policía autonómica insistió con una ampliación de datos que no consiguió la reapertura del caso y recrudeció las tensiones tanto policiales o judiciales como políticas.
Datos del caso desvelan que en la provincia de Barcelona hay más operaciones en curso