“Somos más que un voto”
VIENE DE LA PÁGINA ANTERIOR café y expositores de artesanía. Pero, sobre todo, es un foro y un trampolín para charlas, conciertos, presentaciones de libros y documentales… Una considerable actividad cultural gratuita que “sólo se puede sostener si nuestro entorno nos ayuda”.
Durante la campaña electoral le hubiera encantado oír proclamas como: “Escucha antes de hablar”, “No te dejes arrastrar por la corriente” o “Interioriza tu universo”. Al nuevo alcalde (o alcaldesa) le pediría “ilusión y capacidad de generar ilusión”. Ayudar a la cultura, dice, no es sólo cuestión de dinero, sino de “liderazgo, credibilidad y seducción”. Su sueño sería “que nuestras instituciones, dependan de quien dependan, se movilicen en favor de la cultura como lo hicieron a favor del deporte en Barcelona’92”.
Este idealista indomable cree que tenemos todo lo necesario: un patrimonio cultural rico y diverso, redes de museos, teatros, cines, auditorios, ateneos, asociaciones, universidades, escuelas... “Si los barceloneses hicieron suyos lemas que invitaban a correr durante los Juegos Olímpicos, ¿por qué no pueden lograr lo mismo lemas que inciten a leer, a escuchar, a pensar, a compartir, a disfrutar del arte?”. más visitas a los hospitales y menos a los cementerios: “Si muere un símbolo de la ciudad –un bar, un restaurante, una tienda…–, se organiza un funeral de primera, pero ¿qué se hace si todavía está vivo y tiene posibilidades de curación?”. Cuando él y Natalia Regàs, su mano derecha, pidieron ayuda, recibieron el apoyo de las Galeries Maldà y del público, pero nadie del Ayuntamiento se puso en contacto con ellos. “Ni una llamada, ni una carta. Nada. Habríamos agradecido que al menos nos hubieran preguntado cómo estábamos, aunque no hubieran podido hacer más”.